|
Comunicación presentada en el Congreso Internacional sobre la Guerra Civil Española
(Madrid, 27-29/11/2006)
En la presenta comunicación vamos a dar a conocer un elemento poco tratado en los estudios sobre la Guerra Civil Española publicados en castellano, a saber, el empleo durante la misma del idioma internacional esperanto. Consideramos que puede resultar interesante para los estudiosos por varios motivos. En primer lugar, se trata de un aspecto de la batalla propagandística desarrollada durante la contienda, interesante en sí misma en el contexto del tratamiento académico de la guerra civil. En segundo lugar, nos permitirá acercarnos a un movimiento social cuyas características son representativas del contexto ideológico anterior a la guerra, aunque con un trasfondo cultural que le da una personalidad propia. Finalmente, nos permitirá dar a conocer a los historiadores españoles una visión inicial sobre la historia del movimiento esperantista, un colectivo muy desconocido en el mundo académico, cuando no sometido a fuertes prejuicios, que en algunos casos se han transmitido a sus integrantes, y que sin embargo albergó a un grupo de personas influyentes de la vida política, social y cultural, que lo consideraron una opción importante en sus intereses.
Hay que indicar a este respecto que la Guerra Civil causó una gravísima crisis al movimiento esperantista español, que había alcanzado un importante desarrollo en los años 30, y que desapareció prácticamente hasta finales de los años 40, y sólo pudo recuperarse con muchas dificultades, sin que volviera a alcanzar hasta la fecha la importante difusión que había tenido en aquella época. Ello conllevó también una grave ruptura de la memoria histórica del movimiento, ya que se produjo una falla en la continuidad histórica del movimiento esperantista organizado. Por esta razón, la historia del movimiento esperantista se conoce de forma fragmentaria y casi exclusivamente en publicaciones escritas en el propio idioma esperanto1.
Como es conocido, el idioma internacional esperanto tuvo su fecha de nacimiento en 1887, con la publicación por el oculista hebreo, nacido en lo que entonces era el Imperio Ruso, Lázaro Zamenhof, de un libro que contenía la propuesta de un nuevo idioma construido. Entre las lenguas en que sucesivamente publicó su propuesta no se encontraba el castellano, pero rápidamente se produce el interés de varios intelectuales españoles por la propuesta, y ya al año siguiente comienzan a organizarse focos de personas interesadas.
El movimiento crece de forma rápida, y va atrayendo a personas de todas las clases sociales y todas las ideologías, aunque quizás con una proporción algo mayor de miembros de lo que podríamos llamar la pequeña burguesía avanzada. Se crean diversos clubes, que en 1903 constituyen la “Sociedad Española para la propaganda del Esperanto” (HSpPE). En 1909 se celebra en Barcelona el 5º Congreso Internacional de Esperanto. El movimiento crece con pujanza, aunque con notables carencias organizativas.
Con la Primera Guerra Mundial se produce una crisis del movimiento esperantista internacional, que también repercute en España. No obstante, durante los años 20 y 30 el número de hablantes de esperanto2 crece de forma notable.
El movimiento esperantista de esta época es muy plural y muy fragmentado, por lo que es difícil, y sobre todo erróneo, hacer generalizaciones sobre él.
Además de los hablantes no organizados, que empleaban el esperanto de forma esporádica o que lo utilizaban, por ejemplo, para mantener correspondencia con hablantes de otros países, existían clubes y grupos organizados localmente, por opciones ideológicas, por ocupaciones profesionales o por intereses personales. A su vez, existían círculos más amplios, que intentaban influir en la sociedad que los rodeaba, o que simplemente se constituían para la propaganda, la enseñanza o la práctica del idioma. Como veremos, entre las distintas organizaciones solía existir colaboración en las labores de difusión del idioma, pero también importantes discrepancias en su concepción y organización.
El grupo mejor organizado a nivel estatal lo constituía la Asociación Española de Esperanto (HEA, en las siglas en esta lengua). Había sido fundada en 1925, tras la desaparición de la antes citada HSpPE durante la Gran Guerra. Era el referente general del movimiento esperantista español, y desarrolló una importante labor en la propaganda en las instancias oficiales. Su líder indiscutible durante todo el periodo fue el conocido militar Julio Mangada Rosenörn, masón y conocido por sus ideas, consideradas radicales por gran parte de sus compañeros de armas.
Mangada fue protagonista de numerosas actuaciones políticas, y también era muy conocida su relación con el esperanto, en la que desarrolló labores no sólo organizativas y propagandísticas, sino también literarias. Tenía fama de excéntrico3, y puede decirse que esta fama se extendió de alguna manera a los esperantistas como colectivo, aunque entre los miembros de la Asociación se encontraban personalidades muy diversas, muchas de las cuales estaban muy integrados en la sociedad de la época. Podemos citar, por ejemplo, la elevada representación de militares o sacerdotes, junto con maestros o miembros de profesiones liberales. La Asociación llevó a cabo numerosas labores de propaganda en las instancias oficiales, y consiguió ciertos éxitos en esta labor, de forma que Mangada y otros miembros representaron al Gobierno en diversas reuniones internacionales.
Esta labor era menos apreciada por otro importante grupo de esperantistas, que preferían que las labores de propaganda y de promoción del esperanto se llevaran a cabo a nivel local o regional, y que la organización estatal tuviera sólo un carácter coordinador. Esta tendencia era favorecida por la Federación Esperantista Catalana, que había logrado que Cataluña fuese uno de los lugares del mundo donde los frutos de promoción del esperanto habían tenido mayor éxito. Junto con otros grupos aragonesas, asturianos y valencianos, constituyeron la llamada Confederación Esperantista Española. Ambos grupos, la Asociación y la Confederación mantuvieron una importante rivalidad, en la que también intervinieron enemistades personales, y en la que no faltaron incluso denuncias oficiales4.
Un tercer grupo lo constituyó el esperantismo obrero (o laborista, como en ocasiones se le denomina). Diversos grupos de trabajadores habían abrazado el esperanto como un mecanismo de promoción del entonces llamado internacionalismo proletario. En 1921 se fundó una asociación denominada Sennacieca Asocio Tutmonda (traducible como Asociación Anacionalista Mundial), que estableció su base en París, se opuso al neutralismo nominal de la corriente principal del esperantismo, a la que denominó burguesa, y se propuso utilizar el esperanto como un instrumento revolucionario5.
En España, la corriente principal del esperantismo obrero la constituían los grupos anarquistas, que hicieron del esperanto una de sus señas de identidad6. También existieron grupos socialistas, comunistas y de otras tendencias. Tampoco en este grupo la colaboración entre las corrientes fue fácil, y durante los años 20 y 30 se produjeron diversos enfrentamientos y escisiones entre ellas.
Como se ve, el panorama a mediados de los años 30 dentro de los esperantistas españoles era suficientemente complejo. Quizás uno de los aspectos más interesantes, a los efectos del tema que ahora nos ocupa, es que las divisiones no seguían exactamente las existentes en el seno de la sociedad española general, y concretamente la gran división derecha/izquierda que ocasionará la guerra civil. En el movimiento esperantista se encontraban dentro de la misma asociación general, HEA, personas que no tardarían en enfrentarse en los campos de batalla.
En cualquier caso, sí puede decirse que la mayoría de los esperantistas españoles eran simpatizantes de las ideas republicanas, bien por influencias liberales, nacionalistas u obreristas. No obstante, una minoría procedía del campo católico, y tomó partido por el bando nacional, como veremos al final.
En junio de 1936, poco antes del inicio de la Guerra, se había celebrado en Barcelona el 11 Congreso Español de Esperanto. Durante el mismo se reprodujeron las tensiones antes descritas, entre otras razones porque la Federación Esperantista Catalana rechazó como una provocación la presencia de los esperantistas más centralistas. En el Congreso volvió a acceder a la presidencia Julio Mangada, que había dimitido un año antes, pero había seguido controlando la Asociación Española.
Mangada se había retirado poco antes del ejército, con el rango de teniente coronel, aprovechando las facilidades que la legislación de la época había previsto para la reestructuración del ejército. Sin duda habían contribuido a su decisión ciertos incidentes con militares derechistas, que describirá en su folleto “El fascio en el ejército”, donde alertará sobre las conspiraciones militares en marcha. Durante este periodo Mangada intensificará su actividad política, especialmente mediante su colaboración en la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA). Intervendrá en los funerales de Faraudo y Castillo, y en diversas actividades políticas. Cuando se difunda en medios derechistas una lista de un presunto gobierno revolucionario (Soviet Nacional), el nombre que aparecerá como Comisario de Guerra será justamente el de Mangada.
Cuando se produce la sublevación, Mangada interviene en las luchas para sofocar los movimientos producidos en Madrid, en especial en los cuarteles de Carabanchel. Organizará unas milicias con sede en la Casa de Campo, que en breve se dirigirán a la parte sur de la Sierra madrileña, formando lo que pronto se llamará la Columna Mangada. Tendrá pronto varios éxitos parciales en tierras de Ávila, que le darán una fama extraordinaria y súbita. Sus tropas le nombran “general del pueblo”, aunque el gobierno sólo le reconoce el rango de coronel, se le entrega la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid, se da un nombre a una calle, se coloca una placa en las calles de Madrid, etc.
Las noticias de estas hazañas llegan pronto al extranjero7, y se difunden entre los esperantistas de todo el mundo, que utilizarán a Mangada como símbolo de la resistencia antifascista. Así, el poeta ruso Eugen Mijalski dedica varios poemas a su figura8. La esperantista japonesa Hasegawa Teru, conocida bajo el seudónimo “Verda Majo”, que colabora con la resistencia china contra la ocupación japonesa, dedica a Mangada varios artículos, poniendo de relieve las similitudes de la lucha de ambos9.
En las primeras noticias sobre Mangada en algunos medios esperantistas extranjeros, incluido los dos mencionados, se menciona la existencia de un batallón de esperantistas que participa en su lucha, con el nombre de “Antaŭen” (Adelante, en esperanto). Las investigaciones del japonés Yukio Hirai han demostrado que tales noticias se deben a un malentendido, y que tal batallón nunca existió10.
Sí se sabe, sin embargo, que algunos esperantistas siguieron a Mangada en su Columna. Es el caso del también militar Fernando Redondo Ituarte, colaborador de Mangada en diversos proyectos esperantistas y miembro de su misma logia11, en los primeros actuaciones en la sierra madrileña. Por su parte, en el periódico que editó la Columna Mangada, “Avance” (obsérvese que el nombre puede ser traducido al esperanto como Antaŭen), existen varias menciones al esperanto.
Los esperantistas madrileños convocaron una suscripción para la elaboración de una placa en honor de Mangada, y su colocación en lugar público, de cuyo destino posterior no hemos podido recabar información.
Por lo demás, las actividades cotidianas de los esperantistas se vieron suspendidas en España. Cesó la publicación de revistas, la celebración de reuniones y congresos, las actividades culturales cotidianas.
Los rumores sobre un batallón esperantista pueden tener origen también en la presencia de esperantistas en las Olimpiadas Populares que estaban programadas para julio en Barcelona12. Como es conocido, muchos de los atletas que habían viajado a Barcelona se incorporaron a los distintos batallones republicanos. Algunos se adherirían con posterioridad a las Brigadas Internacionales.
La participación de esperantistas en las Brigadas Internacionales está documentada en diversas informaciones, que hacen referencia incluso a los intentos de formar un batallón brigadista formado específicamente por hablantes de esperanto. En algunas publicaciones se dio por hecha la existencia cierta del mismo, e incluso se dio la cifra de unos 140 esperantistas que lucharon en el frente partiendo desde la localidad de Barcelona. Sin embargo, la ausencia de detalles fiables y de documentos que respalden estas informaciones nos hacen suponer que se trató más bien de intentos fallidos, o de noticias que recogían la concentración de un cierto número de hablantes del idioma en sus filas.
El más conocido entre éstos fue el escritor alemán Ludwig Renn, que fue comandante del Batallón Thälmann y Jefe de Estado Mayor de la 11 Brigada. Renn (pseudónimo de Arnold Friedrich Vieth von Golssenau), que ya era conocido por la novela “Krieg” (Guerra), era un activo esperantista. Había fundado con Honoré Bourguignon la Asociación Internacional de Escritores Esperantistas Revolucionarios (IAREV), donde también participaron diversos escritores soviéticos, entre los cuales el citado Mijalski.
Disponemos además de diversos testimonios de esperantistas brigadistas, publicados en algunas revistas.
Así, el austriaco Franz Haiderer ha contado en un par de artículos en revistas en esperanto13 cómo se incorporó a las Brigadas. Según su versión, en un principio se pensó hacer del esperanto el idioma de relación común entre los brigadistas, y en ciertos casos concretos así se pudo hacer. No obstante, pronto las consideraciones prácticas condujeron a la organización de grupos homogéneos en materia lingüística, al empleo del francés en ciertas ocasiones y pronto al aprendizaje del castellano como manera de integrarse en el país y de relacionarse con el resto de las tropas.
Haiderer cuenta que nada más llegar a España a través de la frontera francesa, recibió un folleto de saludo a los internacionalistas, en varios idiomas, entre los cuales el esperanto. El esperanto le sirvió también para comunicarse con otros brigadistas y con españoles en diversas ciudades. Así mismo, Haiderer utilizó el esperanto también como medio de información, enviando artículos y otros documentos a esperantistas de Ostrava (Checoslovaquia), que los traducían a su vez para la prensa de ese país.
El esperanto desempeñó en algunos casos un papel decisivo en el impulso de los brigadistas para su viaje a España, por ejemplo por su relación epistolar o personal anterior con esperantistas españoles. Es el caso, por ejemplo, del polaco Władysław Lekowski, fallecido durante la guerra civil14.
El mismo impulso fue fundamental en el caso del búlgaro Nikola Mladenov. En un artículo en una revista de su país, Mladenov recogió el nombre de 15 esperantistas búlgaros que participaron como brigadistas, de los cuales 7 fallecieron en España15. Mladenov cuenta que unos pocos días después de empezar la guerra, recibió un boletín en esperanto (“Informa Bulteno”), que tradujo en su totalidad al búlgaro para un periódico de Sofía. Esta acción contribuyó en gran parte al reclutamiento de búlgaros en las Brigadas Internacionales.
También cuenta sus contactos con esperantistas en diversas unidades brigadistas y en las ciudades españolas donde estuvo destinado. Sobre los citados intentos de formar un batallón esperantista, Mladenov afirma que ello fue desaconsejado por los expertos militares, y los esperantistas se integraron en las unidades generales.
Por otra parte, diversas fuentes mencionan la relación de Julio Mangada con los brigadistas. Tras los éxitos iniciales en Ávila, la Columna Mangada había sufrido una fuerte derrota en Talavera, frente a las tropas procedentes de África, y él mismo fue relevado poco después del mando del grupo. Se le nombró gobernador militar de Albacete, que era precisamente la sede de las Brigadas Internacionales, e inspector de la instrucción de las nuevas brigadas. De nuevo según el testimonio de Haiderer, en Albacete se publicaron diversos documentos en esperanto, e incluso existió un servicio de censura en este idioma para controlar la correspondencia de los brigadistas con el extranjero.
La principal función del esperanto tuvo lugar en labores de propaganda. Diversos comunicados se difundieron en esperanto, algunos espontáneos, pero pronto patrocinados por organizaciones e instituciones del bando republicano.
El esfuerzo más continuado se organizó en Cataluña, donde, como se ha indicado, la Federación Esperantista Catalana había creado un importante tejido social, y donde tenían su sede las principales organizaciones del esperantismo obrero. Al poco de comenzar la guerra se formó un Comité Esperantista Antifascista de Cataluña, agrupando a los diversos grupos esperantistas de la ciudad, que colaboró con la Generalitat en la elaboración de material en esperanto.
Así, el Comissariat de Propaganda de la Generalitat comenzó a editar en octubre de 1936 sus “Comunicats de Premsa” en esperanto, con periodicidad quincenal. Se editaban en Barcelona y contenían la traducción a la lengua internacional de los comunicados oficiales de la institución16.
La Generalitat también patrocinó oficialmente la conmemoración en septiembre de 1937 del 50 aniversario del nacimiento del esperanto, mediante la organización de una exposición conmemorativa en el Casal de la Cultura de Barcelona. Con esta ocasión se editó diverso material, entre el cual un catálogo sobre la exposición17. Parte del material fue empleado unos meses después en una exposición en diversos países, patrocinada por el propio Comissariat.
El fruto más difundido de la actividad de la Generalitat fue la edición de un cartel de propaganda, sobre la intervención de tropas de Italia y Alemania, con la leyenda “¿Qué haces para evitar esto? – Esperantistas de todo el mundo, actuad enérgicamente contra el fascismo”.
También emplearon profusamente el esperanto los anarquistas. La CNT editó en Barcelona ya desde el mismo julio de 1936 un “Informa Bulteno” (Boletín Informativo), primero ciclostilado y a partir de julio de 1937 impreso con mejor calidad. Se difundió rápidamente en numerosos países, no sólo entre medios anarquistas, como se deduce de la noticia sobre el reclutamiento de Mladenov que hemos citado anteriormente.
También en el POUM había un notable número de esperantistas, entre los cuales el propio Andreu Nin, que hablaba bien el idioma e incluso lo había utilizado en algunos mítines años antes. El partido empleó este idioma en actividades informativas, en especial mediante la edición de unos pocos números de los boletines “Informa Bulteno POUM” y “La hispana revolucio” (La revolución española), y también mediante la emisión de boletines radiofónicos.
Por su parte, el PSUC editaría “Informoj pri Hispanio” (Informaciones sobre España) y “Unueco” (Unidad).
Así mismo, diversas emisiones de radio de Barcelona, tanto de la Generalitat como de los diferentes grupos políticos y sindicales, emitieron regularmente en esperanto.
Sin embargo, la publicación en esperanto más conocida de todas las editadas en esperanto se editó en Valencia: nos referimos a “Popola Fronto” (Frente Popular). Fue editado por el Grupo Laborista Esperantista de Valencia, y su redactor jefe era un esperantista muy conocido, Luis Hernández Lahuerta, que había organizado en dicha ciudad el congreso de 1934 de la mencionada asociación obrera internacional SAT.
“Popola Fronto” comenzó a publicarse en noviembre de 1936 en Valencia, con carácter quincenal. Constaba al comienzo de 8 páginas, y su contenido era sobre todo material oficial, con información de las operaciones militares, de la vida en ambos lados del frente, siempre desde el punto de vista gubernamental. En menor medida contenía también material original, especialmente contribuciones procedentes de esperantistas. Muchos de ellos, de gran interés hoy, eran mensajes cortos para el frente, preguntas sobre desaparecidos, solicitudes de correspondencia, etc. También se incluían agradecimientos por contribuciones económicas, bajo el título “Nia municio” (Nuestra munición).
Hernández, junto con su colaborador Guillermo Bosch, produjeron una revista de gran calidad desde el punto de vista lingüístico y propagandístico, con un estilo muy combativo, de acuerdo con su subtítulo “Boletín informativo internacional sobre la lucha española contra el fascismo”. Aun hoy impresiona la viveza del lenguaje y la calidad de la publicación. Alcanzó una importante difusión entre los esperantistas españoles y especialmente en el extranjero, adonde se difundía con el apoyo de diversos colectivos obreros. Un grupo de esperantistas holandeses hizo incluso una versión en neerlandés de la revista.
“Popola Fronto” comenzó imprimiendo 3000 ejemplares, y llegaría a alcanzar los 5000. Sus redactores se enorgullecían de no recibir subvenciones, y de financiarse exclusivamente con las donaciones de sus lectores.
A finales de 1938, el Patronato Nacional de Turismo editó un folleto con información sobre el arte destruido como consecuencia de los bombardeos, en esperanto, en cuya redacción participó la redacción de “Popola Fronto”. Su título fue “La internacia faŝismo detruas la arton de Hispanio” (Barcelona, 1938).
También en Valencia se empleó la radio como medio de propaganda. Dos emisoras emitieron en esperanto, una bajo la responsabilidad del Partido Socialista y otra del Partido Comunista.
Además, en el frente se organizaron gran cantidad de cursos de esperanto, donde aprendieron algunos de los miembros más destacados de la generación posterior de esperantistas. Estos cursos fueron especialmente populares en aquellos casos en que formaban parte de las unidades esperantistas extranjeros.
Por otra parte, también se organizó el envío de material a España por parte de los colectivos esperantistas internacionales. Así, la Unión de Esperantistas Soviéticos (SEU) organizó una campaña de envío de cartas de apoyo, material de propaganda, literatura, etc. a los combatientes esperantistas.
También enviaron material y realizaron colectas los grupos esperantistas de carácter obrero, ligados a SAT. Algunos de ellos editaron diferente material informativo, sobre la base de las informaciones recibidas en esperanto. Una de las publicaciones más importantes fue la traducción al esperanto del libro del escritor holandés Jef Last, que había participado en la guerra, y que también formó parte del Congreso de Intelectuales Antifascistas de 1937, “La tragedia española” (La hispana tragedio, Federacio de Laboristaj Esperantistoj, Amsterdam, 1939); paradójicamente, la obra se encuentra inédita en castellano.
La ayuda material y propagandística fue mucho menor en el caso de la propia SAT, que siempre había cuidado de no mezclarse en exceso en campañas activistas, y fomentar principalmente la actividad formativa y cultural. Tal actitud fue pronto criticada por “Popola Fronto”, que exigió mayor compromiso de la organización.
Como se ha indicado anteriormente, parte de las polémicas que se habían producido en el movimiento esperantista antes de la guerra habían tenido lugar dentro de los propios ambientes del esperantismo obrero.
La asociación común SAT había sufrido diversas fricciones, que en ocasiones condujeron a la escisión de grupos anarquistas, socialdemócratas o comunistas sucesivamente. La principal división a mediados de los años 30 se produjo cuando los comunistas ortodoxos, tanto la organización soviética SEU, que había alcanzado un importante desarrollo con un cierto apoyo oficial inicial, como los partidarios en otros países, intentaron que SAT se alineara con las tesis de la Komintern. La dirección de SAT estaba muy influenciada por el francés Eugenio Lanti, que había sido comunista, pero que posteriormente se mostró muy crítico con la evolución del estado soviético, y especialmente sobre las tendencias chovinistas que veía en la teoría del “socialismo en un solo país”. Finalmente, los comunistas se escindieron y formaron su propia organización, la Internacional de los Esperantistas Proletarios (IPE)18.
La escisión se había reflejado también en España, con la creación de una asociación comunista, la Liga de los Esperantistas Proletarios de Países Ibéricos (PUIL), aunque la mayoría de los esperantistas obreros mantuvieron su fidelidad a SAT, y en cualquier caso no se había producido una ruptura total, y ambos grupos mantuvieron buenas relaciones hasta el comienzo de la guerra.
No obstante, los enfrentamientos dentro del campo republicano tuvieron también su reflejo entre los esperantistas, y la lucha ideológica entre fracciones se trasladó a las publicaciones en esperanto. Hernández y Bosch mantuvieron el discurso oficial, especialmente en lo que respecta a la necesidad de detener la revolución hasta el momento en que finalizara la guerra, y la consigna de unidad y obediencia al gobierno dentro del campo republicano. Ello chocó pronto con los postulados de los anarquistas y poumistas, que tenían gran influencia entre los esperantistas obreros y muchas simpatías en el seno de SAT, por lo que “Popola Fronto” fue acusada de estar bajo la influencia comunista.
Ya a comienzos de 1937 se había producido una polémica en el órgano de SAT, “Sennaciulo” (literalmente, “El que no tiene nación”), en relación con el uso de motivos patrióticos por parte de los comunistas y de “Popola Fronto”, para oponerse a la intervención alemana, italiana y de tropas moras. Además, como hemos indicado, “Popola Fronto” había criticado la actitud poco beligerante de SAT.
Pero los principales enfrentamientos tuvieron lugar a mediados de 1937, con motivo de los sucesos de Barcelona. “Sennaciulo” publicó un artículo muy crítico con el gobierno republicano y la influencia comunista. “Popola Fronto” respondió acusando a los anarquistas y poumistas que habían participado en los sucesos, de agentes de Franco, de acuerdo con la versión oficial más extremista.
Hernández y Bosch participaron en el 17 Congreso de SAT que tuvo lugar en Rotterdam a finales de julio de ese año, adonde acudieron con el objetivo de recabar apoyos entre los esperantistas obreros. Sin embargo, tuvieron que escuchar acerbas críticas a la posición de “Popola Fronto” y a algunas actuaciones del gobierno republicano.
Tal actitud contrastó con la entusiasta acogida que recibieron en el Congreso de la asociación comunista IPE, que tuvo lugar poco después en París. Este Congreso recibió una nota de saludo de Mangada, y contó también con la presencia del socialista Francisco Azorín.
También empezaron a llegar críticas a la redacción de la revista. Los redactores hubieron de justificarse, recalcando su posición suprapartidaria, y su defensa de las posiciones generales del Frente Popular y manifestaban que las polémicas “nos resultan enormemente desagradables” (numero 23), ya que debilitaban el apoyo de la opinión pública liberal, que tanto necesitaba el pueblo español.
A comienzos de 1938, la revista cultural de SAT, “Sennacieca Revuo”, publicó la traducción de un artículo de la revista francesa “L' Espagne nouvelle” que finalizaba con el eslogan “Para vencer a Franco hay que vencer primero a Stalin”. “Popola Fronto” protestó enérgicamente en su número 33, expresando la sospecha de que el autor estaba pagado por Franco, pero sin citar el eslogan.
“Popola Fronto” continuó publicándose, pero cada vez con mayores problemas, especialmente por las dificultades que experimentó el campo republicano. El papel perdió calidad, la frecuencia pasó a ser mensual, y el equipo redactor se redujo, debido a la necesidad de incorporarse a tareas en el frente. El propio Hernández debió abandonar Valencia, y fue destinado a un hospital cercano al frente, desde donde continuó colaborando con la revista en la medida de lo posible. El último número es de enero de 1939.
Como hemos indicado al comienzo, es probable que una mayoría de los esperantistas españoles se identificaran preferentemente con las ideas que se agruparon en el bando republicano durante la guerra civil, pero el movimiento era lo suficientemente plural como para que muchos de ellos tomaran partido por los militares que se rebelaron, y a los que denominaremos con la convencional expresión de nacional. Dos colectivos merecen una consideración especial: los religiosos y los militares.
Desde comienzos del siglo XX se había consolidado un importante movimiento esperantista católico, que promocionaba el esperanto como, según expresión que ha hecho fortuna, el nuevo latín de la Iglesia. En 1903 se fundó la revista Espero Katolika, que se publica aun hoy, y poco después la asociación Unión Internacional Esperantista Católica (IKUE). En España existió un importante colectivo de sacerdotes que fueron activos en el movimiento esperantista católico. Uno de ellos fue presidente de IKUE entre los años 1927 y 1935, el catalán Joan Font i Giralt, al que debemos mencionar aquí, ya que fue asesinado en agosto de 1936 por un grupo de milicianos cerca de la localidad gerundense de Collell.
Otro colectivo importante es el militar. Se trata de una característica muy peculiar del movimiento esperantista español, que siempre llamó la atención en medios extranjeros. Ya en 1910 se fundó una Asociación Española de Militares Esperantistas, que fue recibida y apoyada por el rey Alfonso XIII. Una parte de ellos optó por el bando republicano, como los citados Mangada y Redondo, o el aviador Emilio Herrera, que fue el esperantista con mayor rango militar en el ejército republicano, ya que durante la guerra fue promovido a general de la República19.
Otro grupo secundó la rebelión. Podemos citar a José Perogordo, que había sido presidente de la citada asociación militar, y maestro de Mangada. Aunque en los años 30 había disminuido en parte su dedicación al esperanto, ésta no concluyó ni siquiera tras la guerra, y en los años 50 participó en diversas actividades de los grupos esperantistas reconstituidos tras la guerra. Perogordo llegó a general del ejército franquista.
Existieron incluso propuestas de utilización del esperanto en actividades propagandísticas del bando nacional, especialmente por parte del coronel asturiano Antonio Jiménez Mora, que había organizado el congreso esperantista español de 1929, pero no fueron aceptadas.
En general el esperanto no estaba considerado favorablemente entre los círculos sublevados. Tenía la imagen de lengua de izquierdistas, y ni siquiera los apoyos citados lograron disipar las sospechas. Sin duda influía también la prohibición que pesaba sobre toda actividad esperantista organizada en Alemania, cuyo régimen consideraba al esperanto como lengua de judíos20. El cierre de todas las sociedades esperantistas en Portugal en septiembre de 1936 fue el comienzo de un periodo en el que las autoridades identificaban cualquier actividad relacionada con el esperanto, con objetivos revolucionarios izquierdistas.
En consecuencia, los grupos esperantistas fueron cerrados en la mayoría de las ciudades donde triunfó la rebelión, o según se iban conquistando por las tropas de Franco. La principal excepción la constituyó Zaragoza, donde el presidente del grupo era el coronel Ramón de Salas Bonal21. De Salas se adhirió a la rebelión, y fue incluso gobernador militar, pero se opuso enérgicamente a cualquier medida en contra del grupo esperantista.
El de Zaragoza fue el único grupo importante que no cerró, aunque aún tuvo que sufrir en 1941 un asalto de jóvenes falangistas, que quemaron parte de su biblioteca. Otros grupos fueron dispersados, y sus actividades prohibidas o limitadas.
A comienzos de 1937 se publicaron informaciones de que “en diversas ciudades se fusilaba a todos los esperantistas que se encontraban, acusándoles de simpatía hacia los bolcheviques”22. Especial atención recibió la información de la ejecución por las tropas franquistas de todo el grupo esperantista de Córdoba.
La noticia fue publicada primero en uno de los Comunicados de Prensa de la Generalitat, y recogida también por “Popola Fronto”, donde se precisaba que la fuente procedía de una emisión de radio del bando nacional. La información corrió por todo el mundo esperantista, y algunos medios conservadores como “Espero Katolika” hicieron llegar su inquietud al Cuartel General nacional. éste negó categóricamente la información, afirmando que si algún esperantista había sido ejecutado, lo habría sido por otras causas, y no por su relación con el esperanto23.
Las investigaciones actuales sobre el particular indican que en efecto se produjo la muerte de un importante número de esperantistas cordobeses, aunque probablemente no sólo por su condición de tales, sino por su relación con círculos masones y socialistas. No en balde la persona más conocida del grupo era el arquitecto Francisco Azorín Izquierdo, que había sido diputado socialista, y que durante la guerra fue cónsul de la República en Toulouse; según las declaraciones de éste, su casa en Córdoba fue destruida por tener una gran estrella verde en la fachada24.
Numerosos esperantistas fueron represaliados, especialmente por pertenecer a círculos progresistas, y en algunos casos su actividad en relación con el esperanto aparece en sus expedientes.
Xavier Margais ha realizado un estudio de los esperantistas represaliados en la isla de Mallorca inmediatamente después del triunfo de la rebelión franquista25; entre los asesinados se encuentran Joan Matas i Soler, sastre de profesión, Josep Salom Nadal, maestro de obras, y Antoni Coll Sastre, comerciante, los tres miembros de la asociación obrerista SAT, así como Sebastià Crespí Valls, delineante, que había sido presidente del Club Esperantista de Palma, y del grupo Lumo, además de fundador de la Esquerra Republicana Balear. Otras personas encarceladas y recluidas en campos de concentración fueron Antoni Nadal o Gabriel Meneu Piña, uno de los principales impulsores del Club Esperantista de Palma, del que fue largos años presidente o secretario.
Por su parte, Antonio Marco ha emprendido una labor similar para el caso de Zaragoza. Entre los asesinados en esta ciudad se encuentra José Carnicer, fundador de “Zaragoza Esperantisto” y delegado regional de la Asociación Española de Esperanto, al parecer debido a que se encontró en su poder una carta de Julio Mangada. También se puede citar a los hermanos González, uno de los cuales era presidente del grupo esperantista “Kultura Klubo”, y Joaquín Larrumbe, que había sido presidente del mismo grupo.
De lo anteriormente indicado, es fácil deducir que la Guerra supuso un importante golpe al movimiento esperantista, no sólo por el fallecimiento de numerosos hablantes del idioma durante las actividades bélicas.
Muchos de los que quedaron en España fueron represaliados y encarcelados. Algunos de ellos fallecieron en la represión de los años inmediatamente posteriores al final de la Guerra. Pueden citarse dos ejemplos especialmente trágicos que sólo recientemente han salido a la luz. Uno es el del que fuera presidente de la Asociación Española de Esperanto poco antes de la guerra, en el periodo en que había dimitido Julio Mangada, el pedagogo Sidonio Pintado, acusado de pertenecer a movimientos izquierdistas, y fusilado en Tarragona poco después de terminar la guerra26. Otro es el de Cayetano Redondo Aceña, periodista y político socialista, alcalde de Madrid durante la guerra civil, que había sido importante impulsor del esperanto dentro del Partido Socialista, y que fue fusilado en Madrid en 1940.
También Hernández Lahuerta fue condenado a muerte, aunque no se llegó a cumplir la sentencia. A su salida de prisión pudo retomar la actividad esperantista, y sería en los años 50 el redactor del Boletín de la Federación Española de Esperanto.
Es curioso que incluso en la cárcel se desarrollaron actividades en esperanto. De las charlas en esperanto en la prisión de Barcelona, en las que participó entre otros Delfí Dalmau y el escritor Frederic Pujulà i Vallès, nos han dado testimonio las memorias de Ramon Fernández Jurado27.
En muchos otros casos se interrumpió la actividad en favor del esperanto debido al miedo a posibles represalias. El editor de la revista general más difundida en aquel tiempo “Heroldo de Esperanto” cuenta en sus memorias28 que recibió una carta del abogado valenciano Andrés Piñó, antiguo diputado socialista, pidiéndole que no le escribiese en esperanto, ya que “es peligroso hasta la muerte”.
Muchos otros esperantistas se exiliaron, entre ellos Mangada, Redondo o Azorín. En algunos casos los exiliados continuaron con su actividad relacionada con el esperanto. Así, numerosos testimonios han recordado que se organizaron cursos de esperanto en los campos de concentración franceses y argelinos. Los movimientos esperantistas del sur de Francia o de Méjico deben parte de su vitalidad a la contribución de exiliados españoles.
En cualquier caso, sea por la cárcel, por el miedo a posibles represalias o por el exilio de muchos de los socios, o bien por las necesidades materiales de la posguerra, todo ello ocasionó que durante una década la actividad relacionada con el esperanto se redujera exclusivamente al ámbito privado. Sólo poco a poco, y gracias sobre todo al amparo de algunos de los círculos católicos que antes indicábamos pudo retomarse la actividad en favor del esperanto. En 1947 se fundó una nueva asociación estatal, la Federación Española de Esperanto, que comenzó a hacer propaganda del idioma y a organizar actividades culturales. A pesar de todo, la desconfianza se mantuvo, y durante varios años menudearon los incidentes contrarios a la lengua internacional por parte de grupos o autoridades.
Sólo mucho más adelante se recuperaría, y sólo en parte, la brillantez que había tenido el movimiento esperantista español durante los años 30. En ese sentido, podemos decir que este movimiento fue también, de alguna manera, una víctima de la guerra civil.
NOTAS (originales, con algunos añadidos en corchetes):
1. El texto de referencia es Antonio MARCO BOTELLA: “Analoj de la Esperanta movado en Hispanujo”, Zaragoza, dos volúmenes, 1987. Antonio Marco es el autor que ha tratado con mayor detalle la historia del movimiento español, aunque sus publicaciones están editadas principalmente en esperanto. Un texto más accesible, que trata con gran profundidad el movimiento esperantista, aunque con un carácter local y temporal limitado es: Xavier MARGAIS: “El moviment esperantista a Mallorca”, Edicions Documenta Balear, Palma de Mallorca, 2002; se trata del texto de su tesis doctoral (Universitat de les Illes Balears, 2001). A ambos, Antonio Marco y Xavier Margais, les agradecemos la colaboración prestada para el presente trabajo.
2. Emplearemos la palabra esperantista para referirnos tanto a los hablantes del idioma como a los miembros del movimiento organizado que lo promueve. Conviene aclarar que ambos conceptos no son coincidentes, pero los intentos de emplear la palabra esperantohablantes para referirnos a los primeros no han tenido éxito en castellano hasta la fecha. La palabra esperantista también puede aludir a la fracción más ideologizada del movimiento, aquéllos que tomaban el esperanto como un medio de fraternidad universal, y de acercamiento entre los pueblos; conviene aclarar que, al contrario de lo que se suele pensar, no todos los hablantes del esperanto comparten esta ideología, ni todos con la misma intensidad.
3. La figura de Mangada carece de un buen tratamiento historiográfico en español, a pesar de la importancia que tuvo en diversos momentos de la historia española en los años de la República y la Guerra Civil. Podemos decir incluso que su imagen actual no se corresponde del todo con la que tenían de él sus coetáneos. El retrato que de él hacen personas como Madariaga, Zugazagoitia, Cordón, o incluso Azaña (aparte del famoso pasaje de sus Diarios donde lo tilda de “loco”), no se corresponde con la visión negativa que sobre él mantiene en general la historiografía actual. Su figura ha sido más estudiada en obras escritas en esperanto, como las de Yukio HIRAI (véase nota 10), Antonio MARCO BOTELLA (“Vivo kaj verkaro de Julio Mangada Rosenörn (1877-1946)”, en: “Klaro kaj elasto. Fest-libro por la 80a naskiĝtago de Fernando de Diego”, editado por Irmi y Reinhard HAUPENTHAL, Schliengen 2003, p. 243-271) y José Antonio DEL BARRIO (“Julio Mangada Rosenörn, la antonomazia esperantisto”, conferencia impartida en el 62 Congreso Español de Esperanto, Valencia 2003). [Un resumen en castellano en esta página. En 2011 el Ministerio de Defensa publicó el libro "25 militares de la República" (reeditado en 2020), en el que se incluía una biografía más detallada a cargo de José Antonio del Barrio; puede leerse algo más sobre él en el blog.]
4. La Federación Catalana había tenido que disolverse en 1928, por presiones del régimen de Primo de Rivera, probablemente alentadas por miembros de la Asociación Española, y su presidente, el filólogo Delfí Dalmau, recibió una fuerte multa. Para la historia del movimiento esperantista catalán, ver Francesc POBLET i FEIJOO: “Els inicis del moviment esperantista a Catalunya – La komenca esperanto-movado en Katalunio”. Associació Catalana d’Esperanto - O Limaco Edizions, Constantí, 2004. Para la figura de Delfí Dalmau, véase Jordi SOLÉ i CAMARDONS: “Poliglotisme i raó – El discurs ecoidiomàtic de Delfí Dalmau”, Pagès Editors, Lérida, 1998. KEF fue refundada en 1930.
5. Sobre el movimiento esperantista obrero (laborista), ver: VV.AA. “Illustrierte Geschichte der Arbeiter-Esperanto-Bewegung – Den Arbeitern aller Länder eine Spache!” (“Historia ilustrada del movimiento obrero esperantista. ¡A los trabajadores de todos los países, una sola lengua!”), editado por el Instituto Fritz-Hüser de literatura obrera alemana y extranjera, Dortmund, 1993, una colección de artículos que sirvió como catálogo para la exposición de material sobre el movimiento esperantista obrero que tuvo lugar en el Congreso Mundial de Esperanto, celebrado en Valencia en 1993. En él se incluía un artículo de Ulrich LINS: “Esperantistoj en la Hispana Intercivitana Milito”, que ha servido como base de gran parte de las informaciones que se recogen en la presente comunicación. Para el movimiento de los trabajadores esperantistas en España, el texto de referencia es: Antonio MARCO BOTELLA: “Laboristaj kronikoj”, SAT-Broŝurservo, Beauville, 1996.
6. Sobre la relación entre el anarquismo y el esperanto puede leerse el artículo de Will FIRTH “Esperanto y anarquismo”, publicado por primera vez en alemán en el Leksikon der Anarchie, Verlag Schwarzer Nachtschatten, Plön, 1998, y reproducido en castellano en Internet en la revista “CNT”, número 321, marzo 2006.
7. Y no sólo entre los círculos esperantistas: véase por ejemplo: Salvador de MADARIAGA: “Españoles de mi tiempo”, Planeta, Barcelona, 1974, en cuyo retrato de Mangada se refiere la conversación del autor con el antiguo primer ministro británico Lloyd George, que le sondea sobre las posibilidades de Mangada como dirigente político.
8. MIĤALSKI, Eŭgeno: “Plena poemaro” (Poemario completo). Flandra Esperanto-Ligo, Amberes, 1994. En internet existe acceso al poemo dedicado a Mangada.
9. Vd. su mensaje “A los esperantistas del mundo” (15 de diciembre de 1938), reimpreso en: “Verkoj de Verda Majo” (Obras de Verda Majo), Beijing 1982, p. 387.
10. Hirai publicó sus investigaciones por medio de artículos en diversas revistas japonesas, con el pseudónimo Dil Avia. Tras su prematuro fallecimiento fueron recogidos en el libro “Hispana, Kataluna, Mangada – verkoj de Dil Avia”, editorial Riveroj, Osaka, 2003, y en japonés con el título “Diario de Barcelona”.
11. Fernando Redondo fue Jefe de Estado Mayor de Franco en 1933, cuando éste fue comandante militar de las Baleares. Años después éste se quejaría ante su primo de que siempre le nombraban masones como ayudantes, y nombra en concreto a Redondo: Francisco FRANCO SALGADO-ARAUJO: “Mis conversaciones privadas con Franco”, Planeta, Barcelona, 2005 (primera edición en 1976). Redondo había causado un pequeño incidente en su despedida de Mallorca, cuando firmó con el símbolo masónico en el Libro de Visitas del Club Esperantista, lo que ocasionó la retirada del mismo por parte de la Junta Directiva, que temió verse envuelta en controversias políticas. En el último periodo de la Guerra, Fernando Redondo fue Jefe de Estado Mayor de Menorca, de donde se exilió a Méjico, donde falleció en 1949.
12. En Jaume MIRAVITLLES: “Episodis de la Guerra Civil Espanyola”, Ed. Pòrtic, 1972, se reproduce un cartel de la secretaría general del Comité Ejecutivo de la Olimpiada Popular, en el que se solicita la colaboración de personas con conocimientos de idiomas, entre los cuales se cita el esperanto, para actuar como intérpretes. Ver también el artículo del esperantista Eduardo VIVANCOS: “Els jocs olímpics a Barcelona” (Los Juegos Olímpicos de Barcelona) en la revista Flama del Casal Català de Toronto. Año 10 – Nº 4, Septiembre-Octubre 1992.
13. Franz HAIDERER: “La Internaciaj Brigadoj kaj la esperantistoj” (Las Brigadas Internacionales y los esperantistas), en: Der Esperantist, 10. 1974 nº 67/68, p. 10-12 (y suplemento de la misma revista nº 20, 1984. nº 123, p. 9).
14. Ver: Zofia BANET-FORNALOWA: “K-do Wladysław Lekowski, SAT-ano kaj hispana batalinto” (Camarada Wladysław Lekowski, miembro de SAT y luchador en España), en: Sennaciulo, junio de 1986, p. 58-59.
15. Nikola MLADENOV: “Esperantistoj en la Hispana Civitana Milito” (Esperantistas en la Guerra Civil Española), en: Bulgara Esperantisto, febrero de 1987, n 2, p. 4-5.
16. Sobre estos comunicados, ver: Josep Maria SOLÉ i SABATÉ y Joan VILLARROYA: “Guerra i propaganda. El Comissariat de Propaganda Política de la Generalitat de Catalunya (1931-1939)”, Viena Edicions, Barcelona, 2006.
17. “Cinquanta anys d’esperanto – Edició amb motiu de l’Exposició commemorativa del cinquanté aniversari de l’esperanto, que es celebra de l’1 al 12 de setembre de 1937 al Casal de la Cultura de Barcelona”, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Comissariat de Propaganda, 1937.
18. Esta organización adquirió gran fuerza, hasta su desaparición a finales de los años 30, cuando la dirección de la Unión Soviética pasó a considerar a los esperantistas y específicamente a la Unión de Esperantistas Soviéticos como un grupo de cosmopolitas y espías, y liquidó a los principales dirigentes de esta asociación. Durante muchos años el movimiento esperantista en Rusia quedó desmantelado. Véase Ulrich LINS: “La danĝera lingvo” (La lengua peligrosa), Bleicher, Gerlingen, 1988; de la que han aparecido traducciones al alemán, italiano, japonés, lituano y ruso.
19. Sobre Emilio Herrera puede leerse: Emilio ATIENZA RIVERO: “El general Herrera - Aeronáutica, milicia y política en la España Contemporánea”, Fundación AENA, Madrid, 1994, y Carlos LÁZARO ÁVILA: “Emilio Herrera, Juan de la Cierva: la aventura aeronáutica”, Nivola, Madrid, 2001. Para su relación con el esperanto, véase el artículo de José Antonio DEL BARRIO: “Emilio Herrera y el esperanto”, en la revista Aerogaceta, número 9, otoño 2002. Herrera sería presidente del gobierno republicano en el exilio a comienzos de los años 60. [ver una breve biografía en esta misma web]
20. Ver LINS, libro citado.
21. Tanto Perogordo como De Salas habían desarrollado incluso actividades culturales en esperanto. Perogordo tradujo, entre otras obras, “El Licenciado Vidriera”, la novela ejemplar de Cervantes, y De Salas fue el autor de la traducción de “Sangre y arena” de Vicente Blasco Ibáñez.
22. La Socialisto (Viena), 1937, núm. 1, p. 5.
23. Espero Katolika, mayo de 1937 y Heroldo de Esperanto, núm. 18, 1937, nº 22, p. 2.
24. Sobre la figura de Francisco Azorín, ver: Francisco GARCÍA VERDUGO (ed.): “Francisco Azorín Izquierdo: arquitectura, urbanismo y política en Córboba (1914-1936); ciclo de conferencias, Córdoba, 17-21 de septiembre de 1990”, Universidad de Córdoba, Servicio de Publicaciones, 2005. Este libro incluye una contribución de José María RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ: “Aproximación a la figura y a la obra de Francisco Azorín Izquierdo como esperantista”.
25. En el libro citado en la nota 1 y en el artículo: Xavier MARGAIS: “El moviment esperantista a Mallorca: una víctima més de la repressió franquista”, en Kataluna Esperantisto, número 338, abril-junio 2006.
26. Ver: Jordi MORENO: “Sidonio Pintado Arroyo, Història d’un mestre de primera ensenyança” (accedido julio 2006), en Revista Cambrils, febrero 2005, y la versión en castellano: “Sidonio Pintado Arroyo, triste historia de un maestro de primera enseñanza”. [ver un artículo posterior en esperanto en esta misma web y una explicación en castellano en el blog].
27. Ramon FERNÁNDEZ JURADO. “Memòries d’un militant obrer: 1930-1942”. Barcelona, Hacer, 1987. Fernández Jurado había sido un destacado militante del POUM; tras el regreso de la democracia fue diputado del Parlament de Catalunya por el PSC.
28. Teo JUNG: “Ĉiu – ĉiun: 7 jardekojn en la Esperanto-movado memoraĵoj de 86-jara optimisto”, Stafeto, Amberes, 1979.
29. Deutscher Akademischer Austausch Dienst (Servicio Alemán de Intercambio Académico)
José Antonio del Barrio Unquera (Fundación Esperanto, Madrid) y Primera versión en red:
en la web de SATeH |
|
|