Archivo por días: 2010/08/03

Academias de la Lengua

Algunos propagandistas del inglés defienden que la predominancia de esta lengua como vehículo de comunicación internacional se debe a razones lingüísticas, y especialmente a la libertad de absorción de palabras y estructuras procedentes de otros idiomas. Según esta teoría, lenguas como el francés o el español están constreñidas por la existencia de unas Academias, que regulan su evolución y les impiden convertirse en un verdadero medio de comunicación universal.

Hace unos meses se ha publicado un nuevo libro en el que se defiende este tipo de simplificadoras tesis (por lo que he leído en algunas críticas; confieso que aún no he leído el original). Se trata de “Globish”, de Robert McCrum, una revisión de un concepto, el globish, que ya hace un tiempo definí como una jerga para torpes. Por cierto, que probablemente nada ilustra mejor la ventaja de la que disponen los hablantes nativos del inglés que el hecho de que esté teniendo más difusión el concepto cuando el libro ha sido escrito por un británico que cuando lo acuñó un francés.

Algunos emplean este argumento sobre la anarquía del inglés, y su presunta adaptibilidad para explicar su dominio sobre una lengua como el esperanto, que imaginan codificado y gobernado por una academia todopoderosa.

Y, sin embargo, cualquier hispanohablante conoce la limitada influencia de la Real Academia. Es una institución que siempre va por detrás de los hablantes, a veces con razón, otras veces de forma ridícula (¿quién continúa usando la palabra muslamen, que al parecer va a ser oficializada ahora?). Peor, un asilo de carcas obsesionados por parecer modernos, que se han debido de dar cuenta ahora de que necesitan que les definan palabras como antiespañol o rojillo, que al parecer no entendían bien a partir de las reglas de derivación y composición del español. Ni siquiera son perjudiciales: simplemente son superfluos.

Pues bien, como ya comenté en otra ocasión, tampoco la Academia de Esperanto dirige la evolución de esta lengua. Casi nadie hace caso a sus recomendaciones, sino que ante las dudas se prefiere recurrir a los clásicos o a los amigos o la comunidad de hablantes.

No es esto lo que limita la difusión de este idioma. Es evidente que las características lingüísticas apenas tienen importancia en tales materias. Creo que nadie, salvo algunos angloparlantes, tiene ninguna duda sobre por qué el inglés es la lengua dominante en las relaciones internacionales. It’s the economy, stupid!