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La respuesta puede ser Borges

Este verano he tenido una experiencia borgiana. Una de esas conexiones entre dos mundos diferentes, sobre los que uno comienza gradualmente a sospechar que no se encuentran aparte, que uno de ellos ilumina al otro, lo define o lo complementa. Y además el protagonista de ambos es, ni más ni menos, que el mismo Borges.

Es una lástima que yo carezca de su talento literario. Ni de lejos. Pero no me puedo resistir a contarlo y volver así al blog, aunque sea de esa manera vargasllosesca que alguna vez critiqué aquí. Daré un par de vueltas, y como siempre el texto me quedará demasiado largo para un blog y demasiado corto para un ensayo, pero espero que los borgianos aprecien el paralelismo, me lo perdonen y me sigan casi hasta el final.

Por cierto, el otro protagonista de la historia es el doctor Oliver Sacks, que acaba de fallecer. Ello me ha incitado a publicar ya mismo lo que había comenzado a redactar estos días y preveía refinar un poco más. Sirva al menos mi texto como un homenaje, aunque, como se verá, no tan entregado como los que supongo que vamos a leer durante los próximos días.

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero

Creo que ya he comentado aquí alguna otra vez mi mala costumbre de leer varios libros a la vez. Cuatro o cinco, como mínimo, a veces unos cuantos más. Normalmente sobre distintos temas y en lenguas diferentes, así que no corro el riesgo de que se me mezclen los argumentos, como le ocurría al escribidor del citado Vargas Llosa. Pero sí que me ocurre a menudo que una lectura influye sobre otra, interacciona y sugiere, abriendo perspectivas que cada uno de ellos no habría sugerido de forma separada. Lo recomiendo, aunque reconozco que mis intereses librescos son poco habituales, y no estoy seguro de que funcione para todo el mundo.

Me acaba de ocurrir uno de los casos más claros en que un libro ilumina y sugiere lo que otro estaba preguntando. Y como necesito ayuda para confirmar mi intuición, lo pregunto aquí, por si alguno de los lectores me puede echar una mano.

Este verano me animé a leer por fin «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero», de Oliver Sacks. Supongo que muchos de vosotros conocéis la obra, porque ya ha cumplido dos o tres décadas. Se trata de la descripción una serie de casos clínicos de personas con anomalías neurológicas, algunas muy espectaculares, tratadas por el autor, y que le hicieron muy famoso. El hombre que confundió a su mujer con un sombreroEl doctor Sacks había anunciado recientemente que sufría de un cáncer incurable, con un artículo muy emotivo, y ello ha aumentado aún más su ya gran fama y su apreciación pública. Cómo él mismo prevío, el cáncer acaba de terminar con su vida.

Cualquier motivo es bueno para leer un libro que uno tenía en su lista (y su tableta) desde hace tiempo, así que por fin me animé. Supongo que alguno más lo hará estos días, y de hecho lo recomiendo.

Debo confesar, sin embargo, que al poco de leer varios de los capítulos me invadió un cierto desconcierto, y no debido a las historias en sí mismas (aunque algunas sean, en efecto, desasosegantes). Empecé a preguntarme si las historias son reales y pertinentes, si no estaban embellecidas. Si además son significativas. En suma, si en vez de un libro de divulgación científica estaba leyendo una pieza literaria.

Oliver Sacks deja claro, desde el comienzo, su punto de vista de que la literatura médica ha(bía) olvidado a los seres humanos concretos y se estaba centrando en estructuras y leyes generales. Él procura recuperar la historia clínica individual, al paciente como persona. Me parece por tanto lícito que él elija otro camino y me parece honesto el que nos lo diga desde el principio. Ello presenta la ventaja de presentar a los enfermos en su individualidad, aunque a mí me molesta en ciertos casos la evidente pérdida de intimidad que ello supone.

Pero el principal de los inconvenientes que veo al libro es que el rigor científico inevitablemente se resiente. En alguno de los casos, sobre todo al comienzo, los síndromes que se consideran son raros, pero no excepcionales. Uno puede sacar conclusiones generales, por la similitud de síntomas en diferentes personas, por la coherencia en las acciones. Las personas son individuos, pero no atracciones de feria.

Poco a poco, uno empieza a sospechar que algunos de los rasgos descritos, o de sus interpretaciones, si no han surgido de la imaginación del doctor Sacks están, al menos en parte, ficcionalizados. ¿Estoy leyendo una descripción fiel de un síndrome, o una elaboración del autor, más o menos consciente? No tengo ninguna base científica en psicología o neurología, así que no puedo contestar. Sólo mi fuerte espíritu escéptico empezaba a asomar ya a medio libro, y me estaba planteando el preguntar en algún foro, para ver qué opinaba gente que sabe más que yo. Y en eso llegó el segundo libro a echar una mano.

La sekreta miraklo

En eso llegó Borges.

En este caso la chiripa fue doble. Últimamente leo muy poca ficción, casi nada en castellano. Y aunque leo bastante más en esperanto, tanto original como traducciones, prácticamente nunca se trata de literatura española vertida a esta lengua. Evidentemente no tiene mucho sentido para un hispanohablante, salvo que uno tenga un interés filológico, en el análisis o la crítica literaria, o para aprender. Pero en este caso hice una excepción: también tenía desde hace tiempo un ejemplar de una recopilación de relatos de Jorge Luis Borges, traducida al esperanto por un grupo de algunos de los mejores escritores actuales en este idioma, algunos de ellos incluso amigos.

La verdad es que el libro, «La sekreta miraklo», es excelente. La selección es irreprochable, las traducciones son fluidas; las notas, justas y pertinentes; la apariencia, profesional. La sekreta mirakloAunque Borges es siempre Borges (se nota que trata de mi literato favorito, ¿verdad?), y su lenguaje es tan personal, en este caso estoy seguro que él mismo hubiera apreciado que personas con tanto talento hayan encontrado la forma de transmitir su prosa a una lengua tan especial, que aunque sólo menciona una vez, de pasada, en una de sus obras, que yo sepa, no está tan lejos de sus temas de interés (al fin y al cabo, una lengua creada es el tema de su ensayo «El idioma analítico de John Wilkins», una referencia literaria ineludible sobre el tema).

Creo que Borges habría apreciado también cómo su prosa influyó sobre la interpretación de un libro que trata un tema tan distinto. Como decía, es un argumento muy borgiano, y sólo puedo lamentar el carecer de su talento, sólo puedo dar vueltas alrededor del argumento, esperando que los (eventuales) lectores aprecien esta ligera aproximación.

El caso es que tras leer varias de las historias de la antología, y volver a retomar «El hombre…», empecé a notar las similitudes. Algunas de las historias clínicas, ¿no parecían un poco borgianas? ¿No podría ocurrir como el «Tema del traidor y del héroe», que el texto había sido puesto en boca del autor, quizás de forma inconsciente? ¿No sería el doctor Sacks él mismo algo borgiano?

Vuelvo a Borges, leo «El jardín de senderos que se bifurcan» y luego «Funes el memorioso», y ya la sensación empieza a ser opresiva. Regreso a «El hombre…» y ahora aparece Borges ya de pleno, primero mencionado en el caso de «Los gemelos» y luego en «El artista autista». Sacks no lo oculta, explora la relación entre descripción clínica y ficción literaria, y aunque él plantea una influencia inversa, ya no sé si también en la recreación de Sacks no se ha colado una perspectiva literaria.

Y esa sensación insidiosa que comentaba, que las descripciones de Sacks estaban en parte borgianamente ficcionalizadas, ya no me pudo abandonar hasta el final. Pero, eso sí, cambió la perspectiva: lo que en principio llegué a sospechar que era una falta de rigor, y hasta de honestidad, se convirtió en otra cosa: en un artificio literario, donde, al menos en parte, se deja volar a la imaginación o a la fantasía, si no en las descripciones, al menos en las interpretaciones.

Como decía al inicio, no sé hasta qué punto mi interpretación es correcta. Al fin y al cabo, no deja de ser una evocación, en sí misma muy propia de Borges: cada vez que uno lee un libro, éste cambia. Así que necesito el criterio de quien pueda valorar los casos que describe Sacks. ¿Son rigurosos? ¿o son borgianos? ¿Algún neurólogo en la sala? ¿O, en su defecto, un crítico?

NOTA ADICIONAL: Tras la redacción de este artículo, he leído dos necrologías que completan en parte las preguntas que me hacía y casi las responden. La publicada en el New York Times hace referencia a que sus casos clínicos «se leen como cuentos de Borges o Calvino». La despedida en The Guardian menciona que algunos de sus detractores le acusaron de escribir «cuentos de hadas» (fairytales) y que podía haber adornado el caso cuando convenía a su propósito (he may have used a measure of embellishment when it suited his purpose). Bueno, me alegra saber que no andaba tan desencaminado.

El próximo Campeonato Mundial de Fútbol lo ganará…

Acabo de leer que justo en estos momentos se está celebrando el sorteo definitivo para el próximo Campeonato Mundial de Fútbol, que tendrá lugar el año que viene en Brasil. Así que es el momento adecuado para comunicar al mundo quién va a ser el ganador. Y me voy a lanzar a ello, a pesar de que no tengo ni idea de tan famoso deporte (de hecho, estoy tan alejado de los detalles del mismo, que me he enterado de tal sorteo porque en el periódico le quitaba la primera página al fallecimiento de Nelson Mandela). Pero tengo información privilegiada, medio año antes, sobre quién va a llevarse la Copa, y quiero compartirlo con todos los lectores, incluso arriesgándome a escribirlo públicamente.

El año 2014 el campeonato mundial de fútbol lo ganará… Argentina.

La razón es fácil: así lo ha decidido la Asociación Universal de Esperanto.

La razón ya la dije aquí hace tiempo, pero la repito, porque siempre hay escépticos y aguafiestas, que no ven la íntima conexión entre el deporte universal y la lengua internacional. Desde hace unos cuantos lustros, los esperantistas deciden mostrar su poder oculto, y cada cuatro años eligen un país para que se lleve la Copa. Para complementarlo, celebran su Congreso Mundial en ese país. Ya en el año 74 se hizo una prueba, y ganó el Campeonato Alemania mientras el Congreso esperantista tenía lugar en Hamburgo, pero la racha de aciertos sólo se ha consolidado desde 1998 (Francia), y se repitió en el 2002 (Brasil) y, como ya anuncié entonces, en el 2006, cuando el congreso, al que tuve la ocasión de asistir un par de días, tuvo lugar en Florencia, y el ganador resultó ser, lógicamente, Italia.

Reconozco que en el año 2010 la conexión fue un poco indirecta: Logo Congreso Mundial de Esperanto, Buenos Aires, 2014el congreso internacional de esperanto tuvo lugar en Cuba, y dado que este país no participó en el campeonato de fútbol, hubo que hacer un apaño, y adjudicar la Copa al país más íntimamente ligado desde el punto de vista histórico, la vieja potencia colonizadora, España.

Pero en el 2014 no hará falta ningún rodeo. El Congreso Mundial de Esperanto tendrá lugar el próximo año en Buenos Aires.

Y por tanto el Campeonato de Fútbol lo ganará Argentina. Sin duda. ¿Alguien quiere apostar?

La conspiración angloparlante

En la polémica sobre el espionaje de Estados Unidos a los gobiernos presuntamente aliados (europeos y latinoamericanos) hay un detalle que me parece altamente significativo y sobre el que estimo que no se ha hecho el suficiente hincapié: que estas acciones no han caído sobre todas las naciones y todos los ciudadanos, ya de ellas no sólo se han librado, sino que incluso han cooperado, otros países, unidos por un lazo común: el idioma. Hasta el punto de que podríamos hablar de una auténtica «conspiración angloparlante».

Aclaro que no creo en «la gran conspiración». Un plan maestro, de los judíos, Davos, el club Bilderberg, la CIA o los extraterrestres. Mi educación científica me lleva a inclinarme ante la «navaja de Occam»: la explicación más sencilla es la más probable. De hecho, tenía medio redactado un texto contra la llamada conspiranoia para un dosier para una revista en esperanto en la que colaboro a veces, y algunos de cuyos miembros en ocasiones se han mostrado demasiado proclives a interpretar el mundo como un gran teatro manejado por una mano oculta. Este visión me parece no sólo errónea, sino peligrosa, porque nos hace sentir inferiores y paraliza la rebelión contra las iniquidades del sistema.

Pero es evidente que existen conspiraciones, es decir, que hay individuos, organizaciones y gobiernos que con-spiran, respiran (y planifican y actúan) juntos. Y que algunos de ellos son más poderosos que los demás, y de alguna manera nos marcan el camino.

Tanto en el caso actual de la NSA, como el ya conocido de Echelon, no es verdad que EEUU espíe a todos, amigos como enemigos. En realidad se ha confirmado que no espía a los gobiernos anglosajones: Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Es más, colabora con ellos para espiar a los demás, incluso por motivos meramente económicos. Hay aquí una verdadera conspiración, que es mucho más significativa de lo que parece: con los que comparten el mismo idioma y cultura frente a todos los demás, incluidos los que parecían aliados pero son considerados como «los otros»

En las noticias se han filtrado detalles sobre reuniones secretas, acuerdos ocultos de los que no se enteran ni las autoridades poco fiables, intentos de dominación mundial de un bloque. Lo que podríamos llamar una conspiración. Incluso con un nombre en clave, «Cinco Ojos» (Five Eyes)

Así que de conspiración podemos calificar los intentos de extender el inglés como única lengua internacional. Debo confesar de nuevo que era una idea en la que algunos compañeros esperantistas suelen insistir, y que yo consideraba simplemente como una de las vías de dominación cultural, a la que no merecería la pena calificar como conspiración porque se trata de un medio de promoción de la supremacía cultural, similar a los esfuerzos similares del Instituto Cervantes u otros similares.

Creo que me voy a tener que tragar parte de mi escepticismo. Las conspiraciones existen. Y la hegemonía del inglés, por si alguien lo dudaba, no es casual. Está promovida por los países anglosajones para defender su interés común. Como dijo abiertamente Margaret Thatcher ante la Hoover Institution en la Universidad de Stanford en julio del 2000:

«In this twenty-first century, the dominant power is America; the global language is English; the pervasive economic model is Anglo-Saxon capitalism.»

La conclusión que yo deduzco es que los que pretenden transformar el mundo deberían con-spirar más, en vez de hacer cada uno la guerra por su cuenta y fiarlo todo a la revolución interna individual. Deberíamos promover más la colaboración, y, visto lo visto, tampoco vendría mal algo de secretismo, en vez de tantas plazas abiertas y tantas asambleas. Y deberíamos darnos cuenta que una lengua como el esperanto no es un lujo ni una frikada: es un elemento de resistencia a la dominación imperial. Ellos tienen clara la importancia del idioma.

Los anacionales conquistan Madrid

Los anacionales son, claro está, los miembros y simpatizantes de SAT, la Asociación Anacional Mundial, que durante la próxima semana van a tener su encuentro anual por primera vez en su historia en la ciudad de Madrid.

SAT es un asociación histórica, fundada en 1921, de la que ya he escrito aquí. Es la principal representante del movimiento obrero partidario del esperanto, que durante muchos años ha sido una de las principales ramas del esperantismo mundial. De alguna manera es una muestra de la imagen que muchos en España tienen sobre los esperantistas históricos: de izquierdas, utópicos, con tendencias cercanas al anarquismo (aunque, como tantas veces he insistido, la verdad es que los hablantes de esperanto son un colectivo extremadamente plural). Las tendencias contrarias a las  naciones y las fronteras han sido siempre muy fuertes en SAT, ya desde el nombre y sobre todo bajo la influencia de su primer dirigente, el muy interesante y hoy casi desconocido Eugenio Lanti.

Emblema del congreso de SAT en MadridEl 86 Congreso mundial de SAT comienza el día 28 de julio, y finalizará el 4 de agosto, aunque hay previstas algunas visitas culturales durante la semana siguiente. Aparte de las reuniones internas de la organización, está previsto un programa cultural muy rico, buen ejemplo de la cultura del esperanto, que SAT ha cuidado siempre con esmero: conferencias, debates, actuaciones musicales, películas, teatros, literatura. También están programadas actividades lúdicas y turísticas.

La mayor parte de las actividades se desarrollarán de forma abierta, y algunas serán accesibles incluso para quien se interese por el esperanto pero no sepa el idioma. Por ejemplo, habrá una charla introductoria sobre el idioma y sobre SAT el sábado 3 de agosto por la mañana, que impartiré yo mismo. También está anunciado un curso introductorio al esperanto durante todas las mañanas. Se puede ya visitar una exposición en la propia sede del congreso, el Colegio Mayor Chaminade, en la Ciudad Universitaria. Algunas charlas tendrán traducción simultánea y algunas de las películas y actuaciones musicales pueden seguirse sin necesidad de conocer el esperanto. Todos los detalles sobre este programa abierto pueden leerse en esta web.

Me atrevo incluso a sugerir la asistencia a uno de los frutos más valiosos que quedarán del encuentro, y que anuncié ya hace unas semanas: la colección de alta literatura española combativa y comprometida, traducida al esperanto, bajo el título, tomado obviamente del famoso verso de Gabriel Celaya, «Poesía: arma cargada de futuro».  Y para ver que a veces se puede disfrutar del esperanto incluso sin llegar a dominarlo, os dejo con uno de los aperitivos que el traductor, Miguel Fernández, nos regaló durante el pasado Congreso Español de Esperanto, el «Kanto al la Libero» de José Antonio Labordeta.

Y si ya sabéis algo de esperanto, venid con más razón todavía. Veréis que gratificante es asistir a un encuentro donde las fronteras no son determinantes.