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Inteligencia artificial y lenguas

A estas alturas ya casi todo el mundo ha opinado sobre ChatGPT, sobre la inteligencia artificial y el futuro que nos espera en la creación de textos, por ejemplo en el ámbito académico o periodístico. Lo ha hecho gente que sabe más que yo en temas tecnológicos o sociales, así que no voy a entrar en un análisis general. Pero me ha llamado la atención que pocos han comentado las consecuencias sobre la traducción y el aprendizaje de idiomas, a pesar de que a mí me parece que es un asunto en el que estas herramientas van a causar una revolución. No solo en las maneras de aprender lenguas, sino en el hecho mismo de que tal aprendizaje sea incluso necesario.

Mucha gente, entre ellos yo mismo, ha mostrado su fascinación por los resultados de la redacción de textos, la creatividad que ChatGPT muestra, las capacidades en el desarrollo de narraciones. Pero entre los autores escritores no he visto alusiones a algo más profundo: que la IA no escribe textos en español, sino que traduce al español (ahora preciso este tema). Y que lo hace de forma perfecta.

Creo que la mayoría de los comentaristas sobre estas herramientas de charla no han incidido en este aspecto porque los hispanohablantes estamos tan acostumbrados a encontrar textos en nuestro idioma que no nos percatamos de lo raro que es que un robot creado en Estados Unidos se exprese de esta manera.

Sin embargo, yo sí me he fijado, porque el ChatGPT se expresa así de perfectamente cuando escribe ¡en esperanto!. Quizás no me debería extrañar que la inteligencia artificial sea capaz de escribir en una lengua también artificial, pero es que, como ya he escrito otras veces, el esperanto es una lengua muy normal, solo que minoritaria, y el que un instrumento como este sea capaz de expresarse de una manera tan fluida, sin que se note que lo hace una máquina, me tiene fascinado. En una entrada previa he escrito en esperanto sobre la experiencia, y si sabes la lengua puedes leer en ese enlace, incluyendo mi conclusión, que ya otros han expresado también, de que está muy bien que pidas información o creaciones, pero que no te fíes para nada de lo que te diga. Vamos, que ChatGPT también «alucina» en esperanto.

¿Pero traduce o crea directamente?

Bueno, para ser más exactos, el procedimiento de escritura en español parece ser mixto, es decir, es posible que se aprovechen textos en castellano, que parte del algoritmo emplee textos originales, o incluso que esté habiendo cierta evolución en este campo. Se lo he preguntado al propio ChatGPT, y esto es lo que me dice:

Hola, chatGPT. Quería saber cómo funcionas cuando escribes en español. ¿Escribes de forma original, o elaboras los textos primero en inglés y luego los traduces al español?
Hola! Soy ChatGPT y estoy entrenado para responder en varios idiomas, incluyendo el español. Cuando me haces una pregunta en español, utilizo una combinación de técnicas para generar una respuesta.
En algunos casos, puedo generar una respuesta directamente en español utilizando modelos de lenguaje entrenados específicamente en ese idioma. En otros casos, puedo utilizar modelos de traducción automática para traducir la pregunta del español al inglés, generar una respuesta en inglés y luego volver a traducir la respuesta al español.
En general, mi objetivo es proporcionar una respuesta precisa y útil a tu pregunta, independientemente del idioma en el que se haga la pregunta. Espero haber aclarado tus dudas y estaré encantado de ayudarte con cualquier otra pregunta que tengas.

Es decir, una parte importante de la redacción en castellano se hace traduciendo, cosa que me quedó claro ya desde mis primeros experimentos, cuando pedí a ChatGPT que me escribiera por ejemplo un haiku, y me encontré una perfecta explicación de lo que es esta forma poética, indicando el número de sílabas, pero luego me dio un ejemplo sin respetar lo que decía, es decir, el ejemplo mostraba versos con otra estructura; en cambio, si se lo preguntabas en inglés, sí te escribe un haiku como es debido. Lo mismo si le pides un soneto, o un poema rimado. Te lo hace en inglés, más o menos, pero no en castellano. O si le pides una regla mnemotécnica para aprender el número pi, en inglés te proporciona una de esas frases en que cada palabra tiene el número sucesivo de letras que la cifra correspondiente en pi, mientras que en castellano la frase incumple ese requisito. Lo he repetido ahora y este es el resultado actual:

¿Y si te pido un poema en español, podrías hacer que rimara en español y conservara la métrica de ese idioma?
¡Por supuesto! Como modelo de lenguaje, puedo intentar generar poemas en español que sigan ciertas métricas y ritmos para que rimen. Aunque a veces puede ser un poco difícil crear poesía que tenga un significado coherente y al mismo tiempo cumpla con las reglas de métrica y rima en español.
Sin embargo, hagamos un intento. ¿Tienes algún tema en mente? Si me das algunas palabras clave, podría crear un poema sobre ese tema.

Escríbeme un romance sobre la soledad del traductor de textos históricos, con alusión a la necesidad de respetar posibles arcaísmos y el problema de cumplir los plazos del editor
Aquí te presento un intento de poema sobre la soledad del traductor de textos históricos, con alusión a la necesidad de respetar posibles arcaísmos y el problema de cumplir los plazos del editor:

En la soledad del traductor,
lejos de la luz del sol,
se sumerge en su labor,
con la mente llena de afán.
Texto tras texto se suceden,
viejas historias que rescatar,
buscando arcaísmos perdidos,
que le hagan al lector vibrar.
Pero el tiempo apremia,
y el editor impone su ley,
exige que la tarea termine,
antes que llegue el anochecer.
La presión es inmensa,
el trabajo nunca cesa,
mientras se sumerge en el pasado,
y el presente parece un peso.
Con la vista cansada,
y la mente hecha un mar de dudas,
continúa el traductor su obra,
tratando de cumplir la encomienda.
En la soledad del traductor,
nada más queda que la pasión,
por la historia y la cultura,
que hacen grande la traducción.

¿Esto lo has escrito directamente en español, o has utilizado sobre todo un texto previo en inglés?
Este poema lo he escrito directamente en español. Como modelo de lenguaje, tengo la capacidad de generar contenido original en varios idiomas, incluyendo el español. En este caso, he utilizado mis conocimientos lingüísticos y mi capacidad para identificar patrones y estructuras en español para crear el poema. No he utilizado ningún texto previo en inglés como referencia para crear este poema. Mi objetivo es generar una respuesta coherente y adecuada a la pregunta que se me formula, en este caso, un poema en español sobre la soledad del traductor de textos históricos.

Como tampoco me fío mucho del robotito, he aquí otra prueba:

Y si te pido una regla mnemotécnica para recordar el número pi, escribiendo una frase en que cada palabra tenga un número de letras correspondiente a la cifra de pi que ocupa ese lugar
¡Por supuesto! Aquí te presento una posible regla mnemotécnica para recordar los primeros diez dígitos del número pi, escribiendo una frase en que cada palabra tenga un número de letras correspondiente a la cifra de pi que ocupa ese lugar:
«Que fácil es recordar esto, tres punto uno cuatro uno cinco»
En esta frase, cada palabra tiene un número de letras que corresponde al dígito que ocupa su lugar en la secuencia de los primeros diez dígitos del número pi. Por ejemplo, «que» tiene tres letras, que corresponde al primer dígito de pi, «fácil» tiene cinco letras, que corresponde al segundo dígito, «es» tiene una letra, que corresponde al tercer dígito, y así sucesivamente. Espero que esta regla mnemotécnica te sea útil para recordar los primeros diez dígitos de pi.

¿Me puedes hacer lo mismo en inglés?
¡Claro que sí! Aquí te presento una posible regla mnemotécnica para recordar los primeros diez dígitos del número pi en inglés, escribiendo una frase en que cada palabra tenga un número de letras correspondiente a la cifra de pi que ocupa ese lugar:
«How I wish I could calculate Pi, easily, today: 3.1415»
En esta frase, cada palabra tiene un número de letras que corresponde al dígito que ocupa su lugar en la secuencia de los primeros diez dígitos del número pi. Por ejemplo, «how» tiene tres letras, que corresponde al primer dígito de pi, «wish» tiene cuatro letras, que corresponde al segundo dígito, «I» tiene una letra, que corresponde al tercer dígito, y así sucesivamente. La última palabra «3.1415» es una forma adicional de recordar los dígitos de pi. Espero que esta regla mnemotécnica te sea útil para recordar los primeros diez dígitos de pi en inglés.

Como se ve, la «inteligencia» genera una regla perfecta en inglés, pero «alucina» en castellano (por si no te habías fijado, la regla no tiene ningún sentido y contradice su propia descripción).

Es decir, todo indica que ChatGPT lo que hace fundamentalmente en otros idiomas es traducir desde el inglés, aunque utilice corpus de la otra lengua para afinar el resultado.

El uso en la traducción

Pero lo que más puede llamar la atención es la enorme calidad del texto generado, si nos fijamos no en el contenido, sino en el lenguaje. Es decir, puede no saber contar las sílabas de un verso o las letras de una palabra, pero la frase en que describe el proceso ¿no es asombroso que pueda pasar por algo escrito por una persona nativa? Y, como decía, no solo en español, sino que el resultado es perfecto incluso en idiomas minoritarios como el esperanto o el gallego, que también he comprobado. Parece ser que traduce a más de 50 lenguas, aunque el número correcto no lo sabe ni él mismo, aunque la calidad sea casi perfecta en casi todas.

Ya en los últimos años los traductores habían alcanzado calidades muy altas. Hay que tener mucho cuidado, y de hecho a veces me llegan textos en esperanto de personas que quieren usarlos para webs, para relatos, subtítulos, etc, que han utilizado traductores automáticos, como por ejemplo Google Translate, y quieren comprobar la traducción o corregirlos, y constato que aún presentan muchos errores. Es decir, aún no lo recomiendo para una traducción formal, de calidad, pero yo mismo lo empleo en diversos proyectos (como, me consta, muchos traductores profesionales) para crear el primer borrador y ahorrar tiempo. Eso sí, en el sentido contrario, para saber de qué trata un texto, supongo que muchos han comprobado que es ya posible emplearlo incluso en lenguajes muy alejados.

Pero con ChatGPT creo que se ha dado un paso más. La traducción ya es muy buena. Yo lo he probado para corregir un texto que tenía en esta web, en inglés, donde había unos cuantos fallos, y la conclusión (confirmada por la evaluación de un compañero nativo) es que lo ha mejorado mucho. También en el caso del esperanto se nota una mejora sustancial, aunque, por supuesto, para usos formales aún sigo recomendando que el resultado final lo controle una persona experta, porque a veces inventa palabras, o falla en algunos detalles o contextos.

Todo ello me lleva a una reflexión: ¿cuánto queda para que la traducción sea perfecta, o casi perfecta, al nivel de un profesional? Mi impresión es que poquísimo, unos pocos años a lo sumo. En mi texto en esperanto contaba que hace unos años un amigo me comentaba que el papel del esperanto lo tomaría la traducción automática, y aunque entonces no le creí, creo que ahora estamos llegando a ese nivel. No solo por el esperanto, sino incluso el inglés como lingua franca va a perder el papel actual. ¿Quién necesitará pasar años aprendiendo gramática y vocabulario cuando una aplicación ligada a un traductor automático con inteligencia artificial va a proporcionar un resultado suficiente para las necesidades más básicas?

Cuando se habla de profesiones en peligro por los nuevos desarrollos de inteligencia artificial no suelo ver incluidos a los traductores o a los profesores de idiomas, pero, amigos, sois los próximos. Hasta los esperantistas vamos a tener que reconvertirnos.

Doctor Zamenhof como torero, según MidjourneyDoctor Zamenhof como torero, según Midjourney

Troleo a la Wikipedia (y a otros medios serios)

¡Mira que se avisa a los estudiantes de que no deben fiarse demasiado de la Wikipedia, y de que deben buscar referencias fiables! Pues bien, parece que esa advertencia debería uno dirigírsela primero a los profesionales y a los medios de comunicación.

Hace ya unos años trataba en este blog no tanto sobre los peligros de la Wikipedia, que son bien conocidos, sino, especialmente, sobre el riesgo de que los errores y troleos se podían trasladar fácilmente a otros medios, que luego a su vez se convertían en fuentes de referencia para la propia enciclopedia, cerrando así el círculo y perpetuando la equivocación (lo hacía, por si a alguno le pica la curiosidad, por la afirmación de algún periódico de que el entonces cardenal de Sri Lanka era un firme candidato al papado y hablaba esperanto)

Pues bien, me acabo de encontrar otro ejemplo. Y aún más embarazoso.

Escuchaba hace unos días una emisión atrasada del conocido (y casi solitario) programa de divulgación científica de Radio Nacional de España “A hombros de gigantes”, cuando me encontré con la explicación sobre el origen y etimología del botiquín. Al parecer, este conveniente elemento médico fue inventado por el ruso Dimitri Ivanovich Votikyn, que le dio su nombre, aunque parece ser que le había robado el concepto a un alemán llamado Wilhelm Wienerschnitzel (que, al parece, conservó el consuelo de que en alemán es su apellido el que se emplea para designar el maletín)

Mmmm, no sé. ¿A nadie le resulta sospechosa esa historia? Quizás es que yo, a pesar de mi educación de ciencias, me interese por los aspectos filológicos, y tenga un cierto instinto lingüístico, pero el caso es que no cuadra mucho. No hay muchas palabras rusas en castellano, pero, sobre todo, ¿no se parece demasiado la palabra BOTIQUÍN a botica, boticario, y palabras similares relacionadas con la apoteka (incluyendo las bodegas y bodegueros)? Yo desconfío mucho de las etimologías populares, y no puedo evitar que se me enciendan alarmas cada vez que, por ejemplo, en un concurso televisivo muy popular sobre palabras se habla sobre orígenes de dichos y expresiones (muy a menudo con un tufo que tira para atrás de caprichoso)

Así que busqué en la red. Y me encontré con muchos otros lugares donde se recogía esa historia. A comenzar por la mencionada Wikipedia, pero también webs de entidades médicas o culturales como algún museo. Sin embardo, un repaso por la misma RAE o por otras entidades más fiables confirmaba el parentesco, evidente, del botiquín con la botica.

Es decir, lo de Votikyn es un invento. Es más, si en la propia Wikipedia se busca el equivalente alemán, por ningún aparece el señor Wienerschnitzel, que, por otro lado, es… ¡un plato de cocina! (el escalope vienés, por si alguien quiere buscarlo).

Es decir, que algún trol se la ha colado a todas esas webs y a algún divulgador científico que no ha tenido la preocupación de hacer sus deberes. Claro, que no me extraña, porque ya en otra ocasión tuve la ocasión de sufrir su falta de rigor cuando trató en el mismo programa sobre el iniciador del esperanto, el también médico Lázaro Zamenhof, de una forma tan frívola que daba vergüenza ajena.

Pero si vuelvo a traer este fenómeno al blog es porque hay una vuelta de tuerca: creo que en esta vez no tiene la culpa la Wikipedia, sino que a esta le ha llegado la historia de una manera indirecta. En realidad, la historia aparece en Wikipedia en abril del 2020, y muchas de estas webs que la recogen son previas. Es más, puede seguirse cuál de ellas la han tomado de la Wikipedia por la aparición de un error ortográfico, en el supuesto nombre alemán: Whilhelm en vez de Wilhelm Wienerschnitzel.

Y creo que he encontrado la fuente original, y es más embarazoso de lo que había supuesto: se trata de la Inciclopedia, la versión paródica de la Wikipedia. Allí es donde nace al parecer la historia, con un invento típico de esa web.

El artículo es graciosillo, más elaborado que muchos de otras webs que pasan por serias (con algún párrafo impagable, como “Siempre, siempre, SIEMPRE recuerde identificar y distinguir apropiadamente el termómetro oral y el rectal”). Quizás por ello algún investigador no se dio cuenta de su carácter satírico y lo incluyó en su bibliografía. A partir de ello el conocido efecto bola de nieve de la Red empezó a funcionar, y se transmitió a otras publicaciones. De éstas, ya como fuente fiable, la historia pasó a la Wikipedia, y de ahí a los programas de divulgación científica.

Así que la moraleja está clara. No te fíes de la Wikipedia, ni siquiera cuando sus informaciones procedan de otras fuentes. Y si eres responsable de un programa de divulgación científica, emplea el sentido crítico y ejerce un poco de rigor; es lo menos que se te puede pedir.

Nueva etapa

Inauguro con este texto una nueva etapa del blog. Lo he tenido medio abandonado durante estos últimos años, sobre todo por mi responsabilidad como presidente de la Federación Española de Esperanto, que me requería que atendiera más a otras webs, pero en octubre he dejado el puesto y ahora me puedo dedicar a asuntos más desenvueltos. Así que he renovado un poco la fachada de este espacio, y voy a ver si me animo a ir publicando nuevos textos.

También es verdad que no sé si el esfuerzo merecerá la pena. Durante estos años la forma de comunicarse en la web ha cambiado bastante, y las bitácoras están perdiendo gran parte de su audiencia. La mayor parte de los autores y de los lectores se han pasado a las redes sociales, es decir, a textos mucho más cortos y espontáneos, o bien a medios audiovisuales (vídeos de Youtube, fotos en Instagram, microvídeos en Tiktok, podcasts), así que la costumbre de leer artículos largos parece que ha disminuido notablemente. Pero, en cambio, me da la impresión de que la calidad media de los blogs ha crecido, quizás porque ha habido un proceso de depuración y han quedado los que tienen algo profundo que decir. Así que vamos a intentarlo, a ver si los lectores están de acuerdo.

Ya habrá ocasión de contar algo más, pero termino el texto de hoy comentando que, como los antiguos visitantes habrán notado, he cambiado el diseño del blog, y quiero llamar la atención sobre las dos figuras que he incluido en el mismo. La que se adivina en el título superior procede de un cartel de la época republicana, que me gusta especialmente, y que puede verse con detalle, en todo su esplendor, en este enlace.

Saluton, amiko, bonan matenonLa viñeta del margen derecho es obra del dibujante Alfonso Zapico (con su permiso), y originalmente se publicó acompañando a un reportaje de «La Nueva España» sobre el esperanto en las cuencas mineras asturianas. Se unen en ella dos temas a los que estoy muy ligado, el mundo universalista del esperanto y mi relación familiar a la minería del carbón. Justamente sobre la relación entre ambos, sobre el esperanto y la educación obrera, escribí hace algún tiempo con amplitud, así que aquí va el enlace, para que no se te quede corta esta entrada.

¿Dónde están ahora las banderas republicanas?

A pesar de los muchos amigos, sobre todo esperantistas de fuera de España, que me preguntan mi opinión, me he resistido hasta ahora como un jabato a escribir sobre el “tema catalán”, porque sé que, a pesar de lo que escribí cuando pasé a ser presidente de la Federación Española de Esperanto, que una cosa sería mi papel institucional y otra mis opiniones personales, va a haber mucha gente a la que costará hacer esa distinción.

Por tanto, sobre el fondo del tema no quiero entrar mucho, aunque supongo que a nadie le extrañaría mi posición, dado que por aquí he escrito varias veces que soy esperantista porque no creo en las fronteras y aspiro a borrarlas, no a crear otras nuevas; y que no creo en los etnonacionalismos ni en el llamado derecho de secesión/autodeterminación, ni siquiera en los casos en que parece que todo el mundo opina que la separación es lo mejor (como en Sudán del Sur, en el que por desgracia el tiempo me ha dado la razón)

Pero estaba dándole vueltas a comentar un tema que parece que a muchos les ha pasado inadvertido: ¿adónde han ido a parar las banderas republicanas españolas?

Me ha terminado de decidir la aparición hoy mismo de un artículo de un escritor con el que suelo estar de acuerdo a menudo, Isaac Rosa, asombrándose de la súbita aparición de banderas españolas en los balcones y la manifestación pública de un nacionalismo español agresivo.

Lo llamativo es que hace unos meses el mismo Isaac Rosa afirmaba que el proceso independentista catalán era lo mejor que podría pasarle a España, porque podría “agrietar más el ya de por sí tambaleante edificio institucional español” y nos invitaba a “ver Cataluña como la más verosímil, sino [sic] la única, opción de cambio en España a corto plazo”. Utilizaba un argumento de Antonio Baños en su libro “La rebelión catalana”, y ello me animó a leer el libro original. Debo confesar que me dejó de piedra: no sólo es el libro más hipócrita y demagógico que he leído en mucho tiempo, sino que mostraba una ceguera inaudita y un desconocimiento de la historia que me resulta increíble, y que, por lo que he visto estos días, es común a muchos de mis amigos, catalanes o izquierdistas de otros lugares.

El argumento de Isaac Rosa en ese texto me pareció ya entonces extraño porque en un artículo anterior (“Cataluña, no nos dejes solos”) había  mostrado una idea con la que yo estaba de acuerdo: “amigos catalanes, no os vayáis, no nos dejéis solos, quedaos con nosotros y cambiemos juntos esta España, construyamos otra donde ni vosotros ni los demás nos sintamos incómodos, una España que tenga futuro y en la que no tengamos más motivos para temer o avergonzarnos de los que tienen los habitantes de otros países”, de la que quizás por entonces había desesperado.

Jamás, jamás de los jamases, el enfrentamiento nacional en un país europeo, y mucho menos en España, ha favorecido a las fuerzas de izquierda. Al contrario, la derecha española ha aprovechado siempre el “problema catalán” (permítaseme la expresión, que no me gusta) para machacar a los movimientos progresistas. Lo hizo en 1909, en 1917, en 1934, en 1936 y en muchos otros momentos de la historia contemporánea. ¿Por qué ahora iba a ser diferente?

Los nacionalismos se apoyan unos a otros, se legitimizan entre sí. Claro que nunca se han visto más banderas rojigualdas que ahora, ni siquiera durante los acontecimientos deportivos. Pero es que incluso a los independentistas les ha encantado verla en las manifestaciones o durante la jornada del referéndum.

A mí no me gustan las banderas territoriales. banderasNo digo que me den igual, porque está claro que las banderas son símbolos muy poderosos, y a mí mismo no me importa usar otro tipo de estandartes. Las banderas son marcadores de ideas, y yo he mostrado a menudo la republicana española no como un símbolo de un territorio concreto, sino como un ideal organizativo, y a veces en combinación con otras dos con las que me identifico más.

Pero la bandera republicana ha sido una de las víctimas de los acontecimientos de estos días. Ha desaparecido del mapa. Incluso los que exploran otras vías piden que no se usen ninguna, ni siquiera ésta.

Por una vez soy mejor adivino que Isaac Rosa. Hace tres años vaticiné que “este proceso lo único que va a servir es para incrementar el nacionalismo español, en su versión castellano-madrileña, y para reforzar a las mismas élites corruptas en ambos lados de la batalla”.

No me atrevo a predecir los detalles de la salida de esta crisis (y menos en un día como hoy), pero sí tengo claro un resultado: la izquierda española y la izquierda catalana van a salir destrozadas. Y nos lo habremos merecido, por entrar en su juego: en cuestiones de nacionalismos, la derecha siempre juega en su terreno.