Archivo de la etiqueta: esperanto

A Microsoft no le gustan los sistemas abiertos

El título de este artículo es lógicamente una obviedad, al menos en lo que respecta a los programas, los lenguajes operativos e incluso los códecs. Pero es que a Microsoft no le gustan ni siquiera los idiomas abiertos.

El contexto de mi comentario es su reacción al anuncio por parte de Google de que esta compañía va a cesar en su soporte al códec de vídeo mayoritario actualmente, el H.264, que está sometido parcialmente a patentes, para dar prioridad a un estándar abierto, el WebM. El movimiento ha sido muy polémico, con apoyo por parte de la mayoría de quienes favorecen estándares no propietarios, y críticas por quienes ven segundas intenciones por parte del buscador.

Una de las críticas más mordaces ha venido de parte de Microsoft, uno de los miembros del consorcio que favorecía el H.264. En un mensaje en el blog corporativo, Tim Sneath, que se presenta como “Senior Director of Windows and Web Evangelism” en Microsoft, ha escrito una especie de comunicado paródico, en el que haciéndose pasar por el “Presidente de los Estados Unidos de Google”, hace un llamamiento a sustituir el idioma inglés (cuya mención enlaza al artículo de la Wikipedia sobre el H.264), por el idioma internacional esperanto (enlazado a la página oficial del proyecto WebM) o incluso al klingon (asimilado a otro proyecto, Theora). esperanto y WebMSe incluyen varias comparaciones entre el estándar abierto y el esperanto, que se ve descrito como una utopía fracasada, y contra el que se hacen diversas consideraciones despreciativas (y en la mayor parte de los casos inexactas, como que fue creado el siglo pasado, carece de contexto cultural, tiene dialectos o es hablado por diez mil personas). Incluso se ilustra el artículo con la bandera del esperanto, con una leyenda que, paradójicamente, está escrita en latín macarrónico.

El artículo ha recibido mucha difusión en medios especializados. Los expertos que me lean podrán encontrar referencias en inglés en numerosos foros, y también en sitios más generalistas como Twitter. Hay amplias alusiones en páginas como Engadget, Cnet, Geek.com y otras webs especializadas.

Evidentemente, el artículo emplea el esperanto sólo como un recurso retórico, y no analiza la lengua como tal. Pero hay un fondo de verdad en la comparación, y no está mal que Microsoft lo reconozca. De hecho, esta paradoja se percibe mejor en los foros en otras lenguas (apenas he encontrado discusión sobre el tema en español, curiosamente). Por ejemplo, me comentan algunos compañeros que hay una viva discusión en el más importante foro ruso Habrahabr.ru, donde, por cierto, casi todas las opiniones son favorables al esperanto (un ejemplo: “Uf, y pensar que por un momento creí que era verdad. Y pensé, al diablo el inglés, voy a aprender esperanto y trabajaré en Google. Y me decepcioné cuando comprendí que se trataba de una parodia”)

Hay quien ha criticado el artículo en los comentarios del propio blog, diciendo que el inglés es gratuito, mientras que el códec actual no lo es. Sin embargo, cualquiera sabe que aunque a nadie le cobran por emplear el inglés, su aprendizaje cuesta un esfuerzo y un dinero que los nativos no tienen que invertir. En ese sentido, el esperanto es un medio abierto, y cualquier movimiento hacia el uso de programas o sistemas gratuitos puede ser comparado adecuadamente con la promoción y uso del esperanto. No es de extrañar en este sentido la gran cantidad de usuarios de sistemas como el Linux entre los esperantistas, y de que la comparación del esperanto como el Linux de los idiomas sea casi un lugar común. Incluso, como me apunta un amigo, el principal inconveniente que tiene el esperanto, y que dificulta su adopción como idioma internacional general, es el mismo que podría encontrar el WebM, y tantos otros sistemas abiertos: que su papel está en parte ocupado por un sistema propietario (en el caso lingüístico, el inglés), en ocasiones con malas artes, tal como es costumbre entre otros en el caso de Microsoft, por lo que el coste de transición a un sistema nuevo, aunque sea infinitamente mejor y más justo, se ve dificultado por ese “efecto red”.

Microsoft no sólo es enemigo de los sistemas abiertos. Es, desde siempre, un enemigo del esperanto. Ningún programa ni servicio soporta esta lengua. En Word puedo identificar este texto como escrito en veintiuna variedades de español, tres de quechua o dos de bereber, pero no puedo decir que está escrito en esperanto. Ni Windows ni Bing contemplan el esperanto en ningún lugar.

Por el contrario, Google, con todos sus defectos, ha sido siempre más favorable o simplemente más respetuoso con lenguas como el esperanto. El buscador y varios de sus servicios son configurables en esperanto. Aún no es posible emplear el traductor automático, pero ello se debe sin duda al método empleado, que requere un amplio corpus de textos bilingües, del que aún no se dispone en la red en cantidades suficientes, pero sí es posible identificar el esperanto en el Google Translation Toolkit. Y, lo más destacado en los últimos tiempos, Google incluyó un homenaje en su página de inicio al iniciador del esperanto, el Dr. Zamenhof, en el 150 aniversario de su nacimiento, con amplias consecuencias informativas .

En anteriores ocasiones he mostrado cierto cuidado en no apoyar necesariamente a estas grandes empresas de la red, sólo porque promuevan el multilingüismo. Pero en el caso de Microsoft, es que ni se molestan en disimular.

En las redes y en las sedes

El año pasado por estas fechas la página principal de Google estaba adornada con una bandera verde, símbolo internacional del esperanto. Era la forma en que esta compañía homenajeaba el 150 aniversario del nacimiento del Dr. Zamenhof, el creador de esta lengua internacional. No era previsible que este hecho se repitiera este año, pero aún así los esperantistas continuamos celebrando, como cada año, nuestro día, tanto en el mundo real como en el virtual.

gráfica de tendencias de TwitterEn Internet, si en otras ocasiones nos habíamos fijado en los blogs, este año el protagonismo se encuentra en las redes sociales. Un ejemplo es el caso de Twitter, donde se ha notado en lo que va de día un notable incremento de la aparición de la palabra clave #esperanto en las webs que recogen las tendencias en este servicio (ver el gráfico tomado esta mañana). No son cifras que compitan con Scarlett Johansson, pero es muy apreciable el esfuerzo de los tuiteros esperantistas, un grupo más numeroso de lo que observadores superficiales podrían suponer, y donde tenemos hasta un curso del idioma, como ya comenté en otro momento.

Estas celebraciones no disminuyen el interés de la más tradicional: la reunión de los esperantistas, para hablar y celebrar la cultura propia. En Madrid adelantamos la celebración a este pasado fin de semana, y organizamos una serie de actividades creo que muy interesantes (digo que creo, porque fui el coordinador del programa, así que espero que resultara así también para los asistentes). Charlas, cantos, proyección de películas, declamación de poemas, presentación de libros, y, por supuesto, gastronomía, fueron los contenidos de esta “Zamenhof-Tago”. Alguna foto la puedes ver por aquí.

En las redes y en las sedes, un buen ejemplo de lo que el esperanto es aún hoy.

ACTUALIZACIÓN: Más fotos en Ipernity. Pero quizás lo más interesante para no esperantistas es esta versión en esperanto de un villancico gallego, «O voso galo, comadre» que se puede ver al final de mi blog en esperanto.

Cuentas y cuentos

Como un tópico puede tomarse ya la frase “lo que no son cuentas, son cuentos”, pero nunca se ha visto más claro que en la reciente polémica sobre la deuda del Ayuntamiento de Madrid. Durante muchos años nos han contado cuentos, y ahora vienen las cuentas. O, lo que parece lo mismo, pero no lo es, durante unos años no hemos hecho caso a los números, y nos hemos dejado engatusar con la letra. Porque no toda la culpa es de Ruiz-Gallardón: tampoco los demás le han pedido cuentas.

Tuve la ocasión de comprobarlo hace un par de años, cuando ante mis reticencias sobre la candidatura olímpica de Madrid (ya sabéis que no soy muy partidario de los deportes de competición en general, ni los juegos olímpicos en particular), y ante el coste que todo el proyecto iba a suponer, mis amigos me tachaban de aguafiestas, y hacían referencia a la diversión y a los grandes beneficios económicos que todo ello iba a traer. Nunca nadie me enseñó ningún estudio serio, y siempre me acordaba de las ensoñaciones que tuve ocasión de presenciar en el 82 en Valladolid, cuando la participación de Kuvait en las eliminatorias del campeonato mundial de fútbol en esa ciudad hizo revivir escenas propias de Bienvenido Mr. Marshall, que lógicamente se quedaron en agua de borrajas al final.

Lo mismo puede decirse de las obras de la M-30, una obra que siempre me pareció desproporcionada, sobre todo en comparación con lo que hubiera supuesto fijar las prioridades en el transporte público. De nuevo nadie se quejaba ni preguntaba aquéllo que cualquiera plantea en un caso similar cuando se reúne una comunidad de vecinos o de propietarios: esto ¿cuánto cuesta y quién lo paga?

Siempre he sospechado que parte de la razón de que no se tengan en cuenta estos números en las obras públicas es que los números en bruto son tan descomunales que a partir de unos pocos millones de euros la mayoría de los individuos nos perdemos. Por eso es importante establecer otras referencias, como el coste por persona, o, aun mejor, por familia. Esa es una idea que muchos utilizamos informalmente en ocasiones, y que es por ejemplo una de las sugerencias de un magnífico libro que acabo de leer, sobre las trampas estadísticas, “El tigre que no está”, lleno de ideas y recomendaciones para navegar en esta jungla.

El famileuro

Así que voy a dar un paso más, y voy a sistematizar el concepto: a partir de ahora en proyectos públicos, hablemos de famileuros. Es decir, lo que cuesta aproximadamente a una familia media. Y para ello no deben hacerse divisiones complicadas. En el caso de algo que afecta a toda España, basta quitar siete ceros a los números ofrecidos. No es necesario ajustar mucho: 10 millones de familias es lo suficientemente aproximado, y permite hacer el cálculo rápido. Igualmente, para Madrid, basta quitar 6 ceros. Para Cataluña se quitan seis ceros y se divide por dos. En Argentina o Colombia basta también con quitar 7 ceros, y en México tras esto se vuelve a dividir por dos (por supuesto, en estos casos habría que hablar de familipesos o lo que aplique)

Así sabríamos que la M-30 de Madrid costó 6.000 famileuros, el nuevo ayuntamiento de Cibeles casi 500 famileuros y la candidatura a los juegos olímpicos… ni se sabe. En definitiva, los madrileños deben 7.500 famileuros, es decir, cada familia debe sólo por la deuda del ayuntamiento unos 7.500 euros. Bueno, ahora, una vez conocida las cifras, ya cada uno puede juzgar si merecía la pena o no.

Ya sé que no soy el primero que emplea magnitudes por familia o por hogar, incluso con mayor rigor, pero mi aportación es justamente el insistir en que la exactitud no es crucial, que es más útil el orden de magnitud, cuando se quieren obtener los datos rápidos necesarios para un debate ciudadano.

El tigre que no está

El tigre que no estáComo decía, parte de la inspiración para esta sencilla magnitud me la ha dado un excelente libro, “El tigre que no está”, de Michael Blastland y Andrew Dilnot, anteriores responsables del programa de la BBC “More or less”, que ahora conduce Tim Harford, el periodista de Financial Times y autor de “El periodista enmascarado”, programa que puede escucharse como podcast aquí. Es un magnífico programa, sin equivalente en español, que trata temas fundamentales desde el punto de vista del debate público, desde la distribución de riqueza e impuestos, hasta la seguridad de los cascos, del número de homosexuales al déficit público.

Lo más importante del libro y del programa es que no se limitan a dar números, sino que se analizan las bases, se descubren las trampas estadísticas, se establecen las incertidumbres y los contextos. Algo básico que los debates políticos y los artículos periodísticos no suelen ofrecer, prefiriendo dar una cifra de la que nunca se sabe su exactitud o su pertinencia.

En concreto, el concepto de incertidumbre se olvida casi siempre en las presentaciones públicas de las estadísticas. Es algo asombroso para mí, ya que desde el comienzo de mis estudios universitarios de física se nos insistía de una manera obsesiva en que una magnitud sin intervalo de incertidumbre no servía para nada. Puede sorprender a muchos lectores, especialmente de letras, pero la potencia de las afirmaciones científicas no viene de su precisión, sino de su alta conciencia sobre la existencia de imprecisiones. Ello es lo que permite acotar exactitudes, refinar los procedimientos, y ofrecer honestidad al lector.

Pues bien, el libro de Blastland y Dilnot muestra numerosos ejemplos y ofrece criterios para pasear por la jungla estadística, como define su subtítulo. Además, el libro se lee estupendamente: al rigor de uno de los autores se une la habilidad comunicativa del otro, para que cualquier persona que no sepa nada de estadística (es más, sobre todo el que no sepa nada de estadística) pueda sacar criterios básicos y desarrollar una metodología para acercarse a cualquier información que contenga números grandes.

Debo hacer una mención especial a la traducción. Cuando tantas veces me he quejado de la traducción de libros científicos, es de justicia hacer mención a una versión excelente, que fluye como si se tratase de un texto original, tanto en las frases más rigurosas como en las más desenfadadas. Únicamente en un caso hay en la versión española una adaptación que no me parece muy adecuada, y de la que creo que hay que culpar sobre todo a la traductora: cuando se relativizan los números grandes a la población española, se emplea un valor, población de España por número de semanas al año, 2.400.000.000, que es demasiado exacto. Es decir, no se redondea, o no se da una regla más sencilla de división, por lo que se convierte en inútil. Por eso yo he preferido definir ese famileuro, menos exacto pero más práctico.

Aunque el libro está escrito por dos británicos, todas sus consideraciones pueden ser aplicadas de forma directa al caso español. La ignorancia, el descuido o la manipulación campan por sus anchas también aquí. De vez en cuando algún meritorio bloguero intenta denunciar estas carencias, pero no deja de ser demasiado poco. Hoy mismo, sin ir más lejos, una de las noticias más leídas y más votadas en la conocida red Menéame (de la que otras veces he hablado) es una burda comparación entre subvenciones, realizada para halagar los prejuicios de quien no se molesta en hacer números, y se guía por cuatro ideas comunes. Si un simple bloguero, que va de científico, es capaz de manipular de esta forma, ¿qué no conseguirán los profesionales de la comunicación, en los que se puede unir la ignorancia con la mala intención?

Cien años de Miguel Hernández

Hoy, cuando se cumplen 100 años del nacimiento del “poeta del pueblo”, Miguel Hernández, puedo ofrecer una excelente manera de homenajearle:

La expresión “poeta del pueblo” procede del título de la antología que se publicó hace unos años, con una selección de sus poemas, traducidos al esperanto. Y la persona que recita la elegía a Ramón Sijé es precisamente su traductor y casi homónimo, Miguel Fernández.

Miguel Hernández, poeto de l popoloLa grabación procede de un acto de homenaje que organizamos hace unos meses en Madrid, en el monumento en su memoria en el Parque del Oeste, y donde se declamaron varios de sus poemas, sucesivamente en cada una de las dos lenguas, español y esperanto, y en ocasiones en una combinación de ambas, con la colaboración, junto con Miguel, de Ana Manero. Un ejemplo de poema en esperanto puede verse en otro vídeo, en la parte de mi blog en esperanto.

El libro “Miguel Hernández, poeto de l’ popolo” puede conseguirse todavía en algunos servicios de venta de libros en esperanto. Pero, para obtener un primer aroma de los poemas, y también por si no conoces ese idioma, puedes ahora acceder a algunos de ellos, que acabo de publicar en una página aparte: sobre las heridas de la guerra, y las heridas de la vida.

Porque, ¿qué mejor manera de homenajear a Miguel Hernández, que escuchar o leer sus poemas?

El esperanto interesa a los cineastas

Hace unos años escribí un breve artículo sobre el uso del esperanto en el cine, que se puede leer en esta misma web (en parte actualizado desde la primera edición del 2003) y que hace poco traduje al inglés. En él comentaba las dificultades que encuentra esta forma artística en la lengua internacional, sobre todo por la dispersión de hablantes y la dificultad en la distribución. También comentaba que ello en parte se iba a solucionar gracias a las nuevas formas de difusión, principalmente a través de la Red.

La previsión no era arriesgada, ya que ya entonces se estaban viendo los primeros pasos, pero desde entonces se evidencia un fuerte progreso en ese proceso. Más llamativo es que también aumenta una tendencia que entonces describía, y que a muchos les resulta más curiosa: el uso del esperanto por parte de cineastas no esperantistas, en ocasiones para dar un efecto especial a su obra. El ejemplo es más reciente es el corto de una directora turca, Tuğçe Sen, cuyo título original es “Senmova” (“Inmóvil” en esperanto), completamente hablado en esperanto, con subtítulos en inglés.

El cine y la cultura en esperanto

El esperanto ha sido considerado tradicionalmente como una lengua “libresca”. Nació por medio de la publicación de un libro, y con libros es como normalmente se aprendía y practicaba. La literatura era la joya de la cultura en esa lengua, y las personas más admiradas en el movimiento esperantista eran autores literarios. Evidentemente, también había formas de cultivar la lengua oral, en clubes, encuentros y congresos, pero en este campo sólo la radio ofrecía cierta continuidad. El dilema para muchos interesados en la difusión de esta lengua era: ¿cómo puede el esperanto convertirse en un medio de cultura popular en un mundo en el que el libro pierde su posición central entre las formas de cultura?

Como decía, hasta hace unos veinte años, la dispersión del movimiento esperantista impedía el cultivo regular de otras formas artísticas como la música o el cine. Pero los avances técnicos, y sobre todo la red, que tanto ha hecho por popularizar ambas formas, hasta el punto de que ambos se han hecho permanentes entre los jóvenes, también favorece el desarrollo de las mismas en el mundo del esperanto. Sobre todo la música en esperanto ha experimentado un desarrollo explosivo, plenamente consolidado, cuyo desarrollo posterior ya sólo depende del talento de los músicos.

En el caso del cine, los pasos son más inestables. Los canales de Youtube, Vimeo y otras redes disponen de bastante material, aunque la calidad de la serie “El esperanto es”, es más una excepción que una regla. Pero si se quiere disfrutar de mayor calidad y rigor, se puede acceder a una magnífica colección en la web Filmoj.net, que dispone no sólo de material original en esperanto, sino también subtitulado e incluso doblado a ese idioma.

El subtitulado es actualmente una tendencia en boga en la red. Google acaba de anunciar una iniciativa de subtitulación automática masiva, y aunque los traductores automáticos al esperanto dan todavía una calidad reducida, no es descabellado pensar que esa tendencia llegará también a esta lengua. Mientras tanto, pueden verse ejemplos de vídeos subtitulados en las conferencias de TED o en la página Subtekste.

Documentales

Las webs como Youtube se están empleando también para la introducción de material puramente documental, y hasta la organización más importante de este movimiento, la Asociación Universal de Esperanto ha creado su propio canal en esa red. Para hispanohablantes puede resultar interesante consultar la colección del canal abierto por el escritor Miguel Gutiérrez Adúriz, con material muy diverso, pero interesante incluso si no se habla esperanto.

Pero para este último público, es decir, personas interesadas en el esperanto, pero que no lo hablan, prefiero citar un reciente documental, de Sam Green, “Utopía en cuatro movimientos”. En la actualidad, otra importante organización, la más comprometida Asociación Mundial Anacional, SAT, está produciendo una película documental, dirigida por un director profesional Dominique Gautier, mostrando la viveza del movimiento y el carácter revolucionario de la lengua. El proyecto puede seguirse en la web.

Esperanto en películas de no esperantistas

El esperanto parece tener cierto atractivo para los cineastas, incluso si no hablan la lengua. Bueno, para ser más modestos, lo que pasa en ocasiones es que una lengua artificial da la oportunidad de crear una atmósfera especial, y no faltan ejemplos de creación de una lengua completamente nueva para una serie de películas (el klingon de “Star Trek” es el caso más conocido, y el na’vi de “Avatar” el más reciente)

Como comentaba en el artículo antes citado, el uso del esperanto puede dar matices de universalismo (“El gran dictador”), extranjería (“Noche del tren galáctico”), utopía (“El coche de pedales”), multilingüismo (“Blade:Trinity”), futurismo (“Gattaca”), neutralismo (“Idiot’s delight”), exotismo (“Camino a Singapur”), anarquismo (“La ciudad quemada”), o misterio, como en el filme más famoso de este tipo, el curioso “Incubus”, muy citado entre los amantes del cine de género, entre otras por el papel de William Shatner, una especie de icono en ciertas subculturas.

Tales matices también se explotan en algunos filmes modernos, como la serie de televisión rusa “Casarosa”, el corto noruego “Que será, será” (sic: el título original está en castellano), o el corto español “Mondo” (en este caso es al revés: el título está en esperanto).

Pero uno de los más interesantes es precisamente el reciente “Senmova”. Se trata de un corto de 14 minutos, filmado en el 2009 y presentado desde entonces en varios festivales de cine. Trata de dos amigas de la infancia, la activa políticamente Ismene y la ingenua y apolítica Effie en un régimen totalitario en un tiempo indefinido, en el que se habla esperanto. El resumen de la directora es: “somos libres de elegir si somos activos o no, pero ¿podemos determinar las consecuencias de nuestra elección?”

Como decía, la película está hablada completamente en esperanto, y también su título está en este idioma. Se trata de una elección consciente de la directora, a pesar de que ella misma no es esperantista. Bueno, para ser precisos, no habla el idioma, pero ella considera que “en mi corazón y mi mente nací esperantista”, según una entrevista que yo mismo le he hecho para la revista en red “Libera Folio”, y que se acaba de publicar hoy. En ella, Tuğçe Sen se confiesa antinacionalista y ciudadana del mundo, y vio en el esperanto su forma de expresar este sentimiento en una película antitotalitaria.

La película ha sorprendido a la comunidad esperantista, entre otras razones porque tiene un nivel lingüístico irreprochable a pesar de haber sido hecha al margen de los esperantistas, y sólo con la ayuda de un hablante norteamericano, Jim Ryan, en la traducción (al contrario de lo que ocurrió en el citado “Incubus”, en que la pronunciación era atroz). Tuğçe ha anunciado su intención de filmar un largo, también con presencia del esperanto. A pesar de las dificultades que encuentra una persona como ella, mujer, no musulmana y no nacionalista, en la actual Turquía, a ver si tiene suerte.

Versión en esperanto, en «Libera Folio»