TED o la anticiencia

Ya he hablado aquí alguna vez sobre TED, y normalmente para bien. Para quien no lo conozca, es un formato de conferencias, organizadas en Estados Unidos, que tratan sobre temas de conocimiento muy diversas, normalmente en la vanguardia del conocimiento o la evolución de la sociedad, bajo el lema «ideas que merece la pena difundir». Aunque el formato original se expresa en inglés, han llevado a cabo un destacable esfuerzo por favorecer la traducción de contenidos, y yo mismo he colaborado en la traducción de algunas de las charlas al esperanto. Han creado una marca tan potente que incluso han podido franquiciarla mediante la organización de los eventos TEDx, organizados por entidades externas bajo el mismo modelo, y de las que también hablé en este blog (aunque sólo en la versión en esperanto) por la participación de David de Ugarte en TEDxMadrid con una conferencia impartida en su totalidad en la lengua internacional.

Ahora bien, nunca me he dejado llevar por el entusiasmo, como les ha pasado a muchos modernos tecnológicos, que se dejan llevar por la última moda, y alguno de los cuales ha llegado a proponer que se introduzcan de manera sistemática y obligatoria en todo el sistema educativo. A mí ya me parecía antes que aunque puede constituir una interesante herramienta divulgativa, es una iniciativa demasiado sesgada hacia la novedad no consolidada y hacia, por simplificar, la sociedad que representa California.

Pero tras un pequeño empacho de charlas TED sobre educación, creo que he dado con una caracterización más exacta de estas conferencias: TED es la anticiencia, o quizás mejor, la pre-ciencia.

No me refiero a la pseudociencia, es decir, el procedimiento de obtener resultados falsos a partir de métodos presuntamente científicos. No, aquí las conclusiones  posiblemente sean válidas, pero la forma de presentarlas y comunicarlas va en contra  de lo que nuestros mayores aprendieron y que hacen de la ciencia una herramienta tan poderosa.

En concreto, antes de la consolidación del método científico, el conocimiento se transmitía por medio del prestigio de unos sabios, que con poderosos argumentos retóricos demostraban las verdades. No había referencias verificables, no se producía o no servía para nada la replicación. Poco a poco la ciencia fue haciéndose más colectiva, fue importando menos crucialmente la opinión del científico gurú y cada vez fue más necesaria la descripción exacta del experimento, ofreciendo la posibilidad de comprobación y replicación.

No ignoro lo lejos que a menudo se encuentra la práctica real de esta descripción simple e idílica que he ofrecido. Aunque mi ocupación se encuentra lejos de la investigación, me siguen fascinando los casos de falsedades, especialmente cuando involucran autoengaños. Sé del peso de la tradición. The economist, science goes wrongHe leído bastantes debates sobre los problemas actuales de la ciencia, especialmente sobre los que apuntan a los problemas de la replicabilidad o los resultados negativos, a los que la reciente portada de The Economist da un buen repaso, y algunas de las posibles soluciones que se están proponiendo o sobre los que recientemente ha insistido por ejemplo Ben Goldacre. Pero al menos los principios básicos del método científico están ahí como ideal.

En cambio, en TED, lo que prima es exactamente lo contrario, aquello de lo que la ciencia nos iba a librar. El poder del presentador y su carisma, la retórica y la presentación, son los que hacen una charla TED memorable. No hay posibilidad de replicar, en ambos sentidos de la palabra: repetir el experimento o contestar las afirmaciones del ponente. No son de extrañar las explicaciones exageradas o los saltos en el vacío, cuanto más espectaculares mejor.

Por no dejar estas afirmaciones sin sustanciar, voy a poner un par de ejemplos. Decía que estas consideraciones se me presentaron recientemente, y voy a explicarme. En la recopilación sobre educación «Unstoppable learning» se presenta una serie de afirmaciones sobre educación que me gustaría comprobar en qué se basan y cuál es la evidencia.

El mayor peso del programa, editado por la radio pública de Estados Unidas, recae en Sugata Mitra, que presenta sus ideas sobre aprendizaje espontáneo, basado en el experimento, que se ha hecho famoso, sobre los ordenadores que se dejaron al alcance de niños de los suburbios indios, sin explicaciones, y que éstos fueron capaces de manejar sin haber sido enseñados, llegando incluso a aprender inglés por sus propios medios para ser capaces de programar. Había oído hablar del tema de forma superficial, pero al escuchar al gurú se me encendieron unas cuantas alarmas, que parece que a la audiencia, ricos anglosajones, no se les plantea. ¿Aprender inglés solos? ¿en un par de meses? ¿Me está tomando el pelo? Cualquiera que haya  tenido un contacto incluso mínimo con el aprendizaje de idiomas sabe que eso tiene que tener agujeros por todos los lados. El inglés no es una lengua especialmente sencilla y ya solo la diferencia entre lenguaje hablado y escrito debería levantar todas las alarmas. No sólo eso, otra clase aprendió sola inglés para autoenseñarse los secretos de la replicación del ADN. En fin, no soy un experto en la materia, pero, como apuntó Hume y popularizó Sagan, «afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias». Algunos expertos han criticado los experimentos y teorías de Mitra, y aunque no puedo decidir quién tiene razón, un formato como el de TED no permite ese tipo de interacciones y búsqueda de la verdad.

Este caso debería bastar para ejemplificar TED, porque de hecho Sugata Mitra fue el ganador del premio creado por TED y dotado con 1 millón de dólares, para proyectos innovadores, pero ofreceré otro ejemplo de la misma charla, ligado con mi interés por las naciones y los idiomas: una escritora defiende las habilidades de aprendizaje del niño en el útero materno. Llega a afirmar que ya entonces se transmiten algunas de las características que constituyen el idioma materno. Lo siento, pero me parece completamente exagerado. No sólo porque soy anacionalista y no creo en las naciones. Es que los ejemplos me parecen inconcluyentes: con decir que en los ejemplos que se escuchan en la charla, en la que los niños lloran de forma diferente según el idioma de la madre, me pareció que efectivamente parecía que el niño francés «lloraba en francés», hasta que me di cuenta de que lo había entendido mal, y en realidad se trataba del niño alemán. En fin, es una anécdota, pero muestra bien la facilidad de engañarse y la necesidad de controles que quizás en la investigación original se tuvieron en cuenta, pero que en una presentación de TED desaparecen bajo toneladas de retórica emocional.

Se me podrá alegar que estas críticas son también aplicables a cualquier caso de divulgación científica. Lo admito: ya dije en otra ocasión que la expresión divulgación científica es un oxímoron, del estilo de consumo responsable y justicia militar, e igualmente necesario. No voy a pedir a un documental que llene la pantalla de notas a pie de página. Pero es que el formato de TED empuja hacia la glorificación de la personalidad por encima del contenido. Como bien demuestra la entrevista del gran físico Murray Gell-Mann hablando de idiomas (por poner un ejemplo que contiene una parte de autocrítica, porque en la traducción al esperanto colaboré yo mismo… y porque es también mi caso)

Seguiré escuchando charlas de TED. Pero que nadie me intente convencer de que es algo más que un interesante espectáculo… al que hay que aplicar una dosis muy alta de escepticismo. No es ciencia ni siquiera cuando tratan temas científicos. Esta sí que es una «idea worth spreading».

La conspiración angloparlante

En la polémica sobre el espionaje de Estados Unidos a los gobiernos presuntamente aliados (europeos y latinoamericanos) hay un detalle que me parece altamente significativo y sobre el que estimo que no se ha hecho el suficiente hincapié: que estas acciones no han caído sobre todas las naciones y todos los ciudadanos, ya de ellas no sólo se han librado, sino que incluso han cooperado, otros países, unidos por un lazo común: el idioma. Hasta el punto de que podríamos hablar de una auténtica «conspiración angloparlante».

Aclaro que no creo en «la gran conspiración». Un plan maestro, de los judíos, Davos, el club Bilderberg, la CIA o los extraterrestres. Mi educación científica me lleva a inclinarme ante la «navaja de Occam»: la explicación más sencilla es la más probable. De hecho, tenía medio redactado un texto contra la llamada conspiranoia para un dosier para una revista en esperanto en la que colaboro a veces, y algunos de cuyos miembros en ocasiones se han mostrado demasiado proclives a interpretar el mundo como un gran teatro manejado por una mano oculta. Este visión me parece no sólo errónea, sino peligrosa, porque nos hace sentir inferiores y paraliza la rebelión contra las iniquidades del sistema.

Pero es evidente que existen conspiraciones, es decir, que hay individuos, organizaciones y gobiernos que con-spiran, respiran (y planifican y actúan) juntos. Y que algunos de ellos son más poderosos que los demás, y de alguna manera nos marcan el camino.

Tanto en el caso actual de la NSA, como el ya conocido de Echelon, no es verdad que EEUU espíe a todos, amigos como enemigos. En realidad se ha confirmado que no espía a los gobiernos anglosajones: Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Es más, colabora con ellos para espiar a los demás, incluso por motivos meramente económicos. Hay aquí una verdadera conspiración, que es mucho más significativa de lo que parece: con los que comparten el mismo idioma y cultura frente a todos los demás, incluidos los que parecían aliados pero son considerados como «los otros»

En las noticias se han filtrado detalles sobre reuniones secretas, acuerdos ocultos de los que no se enteran ni las autoridades poco fiables, intentos de dominación mundial de un bloque. Lo que podríamos llamar una conspiración. Incluso con un nombre en clave, «Cinco Ojos» (Five Eyes)

Así que de conspiración podemos calificar los intentos de extender el inglés como única lengua internacional. Debo confesar de nuevo que era una idea en la que algunos compañeros esperantistas suelen insistir, y que yo consideraba simplemente como una de las vías de dominación cultural, a la que no merecería la pena calificar como conspiración porque se trata de un medio de promoción de la supremacía cultural, similar a los esfuerzos similares del Instituto Cervantes u otros similares.

Creo que me voy a tener que tragar parte de mi escepticismo. Las conspiraciones existen. Y la hegemonía del inglés, por si alguien lo dudaba, no es casual. Está promovida por los países anglosajones para defender su interés común. Como dijo abiertamente Margaret Thatcher ante la Hoover Institution en la Universidad de Stanford en julio del 2000:

«In this twenty-first century, the dominant power is America; the global language is English; the pervasive economic model is Anglo-Saxon capitalism.»

La conclusión que yo deduzco es que los que pretenden transformar el mundo deberían con-spirar más, en vez de hacer cada uno la guerra por su cuenta y fiarlo todo a la revolución interna individual. Deberíamos promover más la colaboración, y, visto lo visto, tampoco vendría mal algo de secretismo, en vez de tantas plazas abiertas y tantas asambleas. Y deberíamos darnos cuenta que una lengua como el esperanto no es un lujo ni una frikada: es un elemento de resistencia a la dominación imperial. Ellos tienen clara la importancia del idioma.

Ana Botella y nuestro complejo con el inglés

Hace un par de años defendí en este blog a José María Aznar por atreverse a hablar en inglés, y ahora voy a hacer lo mismo con su mujer. A quien me conozca, le va a parecer que me he vuelto loco, y más si tenemos en cuenta que soy un conocido defensor del esperanto. Mi fama de sostener ideas excéntricas va a aumentar todavía más. Pero es que me parece que las críticas que se le han hecho estos días a la alcaldesa de Madrid por este motivo son despiadadas y desproporcionadas, producto más bien de los complejos de los españoles en relación con la lengua inglesa.

Las redes sociales se han hartado de ridiculizar el discurso de Ana Botella ante el Comité Olímpico Internacional, con ocasión de la presentación de la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos del año 2020. La fiesta empezó con el programa de El Gran Wyoming, que ridiculizó la actitud de la alcaldesa durante la rueda de prensa previa. Sin embargo, si se examina el clip con detalle, me temo que el problema no es el inglés de la alcaldesa, que demostró que se defiende bien, sino otros rasgos. Por ejemplo, el pecado básico de los políticos (y muchos otros) de responder lo que quieren aunque no tenga que ver con lo que le preguntan, o la falta de precisión sobre las cifras, que hacen dudar a cualquiera sobre el argumento básico (que a mí aún me asombra que alguien creyera) de que casi todas las infraestructuras ya estaban construidas. El problema verdadero de dominio del inglés estaba en el presidente del Comité Olímpico Español… y luego vuelvo a ello.

Cuando llegó el discurso ante el COI, creo que todo el mundo tenía el hacha levantada. Si se escucha sólo una parte, seleccionada por las redes, el impacto puede ser negativo, pero recomiendo que se escuche el vídeo completo y original.

En mi opinión, para nada se trata de un mal discurso desde el punto de vista del idioma. La pronunciación es clara, con acento, lógicamente, pero no excesivo. Cualquier miembro de un organismo internacional está acostumbrado a discursos con peor nivel, con acentos ininteligibles. Incluso lo de mezclar un par de expresiones en español, como el ya famoso «relaxing café con leche in the Plaza Mayor» es una figura retórica inobjetable, que seguro que entendieron todos y tomaron como una invitación amigable y hasta cálida. Sinceramente, creo que no es ahí dónde está el problema, y si hay que buscar una pega, es más bien la pésima oratoria que la mujer de Aznar posee incluso en castellano.

Es más, parece que es lo que se menciona en redes sociales en inglés, donde no se ve el problema. Incluso he mirado en la prensa anglosajona y no he encontrado críticas en este sentido… salvo en los comentarios escritos por españoles.

Si me lanzo a escribir esto, y a sostener una posición que por lo que veo es minoritaria en España, no es por espíritu de contradicción, ni por defender a una política que (en eso coincido con todo el mundo) no está capacitada para su puesto, al que obviamente ha llegado por nepotismo, sino por otras razones.

En primer lugar, y aunque pueda parecer paradójico, creo que esta crítica tan despiadada va a hacer daño al dominio de idiomas en España. Me explico: uno de los grandes problemas de los españoles en relación con el aprendizaje de otras lenguas, y que no tienen otros hablantes, es el miedo al ridículo, a no hacerlo de forma perfecta, lo que frena la espontaneidad. Para aprender un idioma (como digo yo siempre a los que están aprendiendo incluso el más fácil de todos, el citado esperanto) sólo hay una manera: practicar, practicar y equivocarse. Las burlas a Ana Botella van a hacer que la gente se corte aún más.

La segunda razón es que constato de nuevo los complejos de los españoles con relación al inglés: nos creemos que en todos los países se habla inglés como en los Países Bajos o Suecia, pero no es así. Repito lo que dije en el primer enlace que incluí arriba: a los políticos españoles, y a los madrileños en especial, se les puede criticar por muchas razones, y los Juegos Olímpicos nos han dado razones sobradas para ello, pero es injusto que la medida sea el dominio de una lengua extranjera.

Eso sí, quien es indefendible es el Presidente del Comité Olímpico Español, porque en este caso el dominio de idiomas es uno de sus principales cometidos. ¿Cómo es posible que tras tantos años de comilonas por todo el mundo, con (se supone) negociaciones internacionales complejas, pueda soltar un «no listen the ask»? Es un auténtico impresentable, que debería haber dimitido hace tiempo, cuando se supo que había plagiado su tesis, dirigida por alguien a quien él mismo había dado una prebenda. O que es capaz de responder esto el día anterior:

Dios lo sabe todo de Madrid 2020, porque sabe lo importante que es para España. Ojalá ilumine a los que votan: ‘Ayuda un poquito a este país, que tanto ha hecho’. Dios va con Madrid, no tengo duda.

En cualquier país medianamente serio, un inútil así hubiera dimitido ya hace tiempo. Que dos días después siga en su puesto, y encima jaleado por sus secuaces, demuestra que el menor de los problemas de nuestros representantes, y de nuestra sociedad, es nuestro acento.

Los anacionales conquistan Madrid

Los anacionales son, claro está, los miembros y simpatizantes de SAT, la Asociación Anacional Mundial, que durante la próxima semana van a tener su encuentro anual por primera vez en su historia en la ciudad de Madrid.

SAT es un asociación histórica, fundada en 1921, de la que ya he escrito aquí. Es la principal representante del movimiento obrero partidario del esperanto, que durante muchos años ha sido una de las principales ramas del esperantismo mundial. De alguna manera es una muestra de la imagen que muchos en España tienen sobre los esperantistas históricos: de izquierdas, utópicos, con tendencias cercanas al anarquismo (aunque, como tantas veces he insistido, la verdad es que los hablantes de esperanto son un colectivo extremadamente plural). Las tendencias contrarias a las  naciones y las fronteras han sido siempre muy fuertes en SAT, ya desde el nombre y sobre todo bajo la influencia de su primer dirigente, el muy interesante y hoy casi desconocido Eugenio Lanti.

Emblema del congreso de SAT en MadridEl 86 Congreso mundial de SAT comienza el día 28 de julio, y finalizará el 4 de agosto, aunque hay previstas algunas visitas culturales durante la semana siguiente. Aparte de las reuniones internas de la organización, está previsto un programa cultural muy rico, buen ejemplo de la cultura del esperanto, que SAT ha cuidado siempre con esmero: conferencias, debates, actuaciones musicales, películas, teatros, literatura. También están programadas actividades lúdicas y turísticas.

La mayor parte de las actividades se desarrollarán de forma abierta, y algunas serán accesibles incluso para quien se interese por el esperanto pero no sepa el idioma. Por ejemplo, habrá una charla introductoria sobre el idioma y sobre SAT el sábado 3 de agosto por la mañana, que impartiré yo mismo. También está anunciado un curso introductorio al esperanto durante todas las mañanas. Se puede ya visitar una exposición en la propia sede del congreso, el Colegio Mayor Chaminade, en la Ciudad Universitaria. Algunas charlas tendrán traducción simultánea y algunas de las películas y actuaciones musicales pueden seguirse sin necesidad de conocer el esperanto. Todos los detalles sobre este programa abierto pueden leerse en esta web.

Me atrevo incluso a sugerir la asistencia a uno de los frutos más valiosos que quedarán del encuentro, y que anuncié ya hace unas semanas: la colección de alta literatura española combativa y comprometida, traducida al esperanto, bajo el título, tomado obviamente del famoso verso de Gabriel Celaya, «Poesía: arma cargada de futuro».  Y para ver que a veces se puede disfrutar del esperanto incluso sin llegar a dominarlo, os dejo con uno de los aperitivos que el traductor, Miguel Fernández, nos regaló durante el pasado Congreso Español de Esperanto, el «Kanto al la Libero» de José Antonio Labordeta.

Y si ya sabéis algo de esperanto, venid con más razón todavía. Veréis que gratificante es asistir a un encuentro donde las fronteras no son determinantes.

Cuando los malos eran españoles y hablaban esperanto

Está visto que el esperanto sirve para todo. Hace unos días comenté cómo podía utilizarse para fugarse de una prisión militar, y ahora puedo confirmar que sirve para agredir al Ejército más poderoso de la Tierra.

El empleo del esperanto como «la lengua agresora» en las maniobras del ejército de Estados Unidos es uno de los hechos más curiosos de la interesante historia de esta lengua universal. Fue en los años 50 y 60, cuando los responsables de estos ejercicios militares se plantearon dar un barniz realista a toda la acción, y dotaron a los presuntos enemigos de todos los elementos necesarios para simular un ejército real: uniformes, saludos, símbolos. Pero fueron más allá: al contrario que en las producciones de Hollywood, crearon una barrera lingüística, empleando un lenguaje real.

Se lo tomaron en serio, como es de esperar en los militares norteamericanos. Eligieron un idioma completo, el esperanto. Editaron una gramática y enseñaron la lengua a todos los que les tocó hacer el papel de enemigos, al menos a un nivel básico para tener una conversación básica sin que la entendieran los buenos. También editaron documentos de identidad y otro material diverso en esperanto.

Conocía hace tiempo el Manual que se editó, con el nombre «The aggresor language», pero sólo hoy, gracias a Ralph, he visto que hay un documental que trata el tema, y en el que se puede comprobar que efectivamente se habla en esperanto. Pero me he llevado una sorpresa: no sólo los malos son esperantistas: además ¡son españoles! Se puede ver aquí:

Alrededor del minuto 2 se ven los documentos del prisionero y aunque no se aprecian todos los detalles, puede deducirse que es gaditano y quizás estudió en Toledo (España, se añade, para distinguirlo de la ciudad homónima en Ohio)

¿Por qué españoles, y por qué el esperanto?

Supongo que el uso del esperanto no fue por verdadera animosidad hacia la lengua. Aunque sí se habían dado ciertos incidentes hostiles hacia el idioma en los tiempos de McCarthy, como ya he comentado en otro momento, de hecho en los manuales se trata con bastante respeto al idioma y al movimiento esperantista, y se dan detalles interesantes y positivos sobre ambos. El manual, que puede encontrarse completo en la Red, es tan bueno que puede servir perfectamente para aprender esperanto, sin apenas errores (aunque no se puede decir lo mismo de la pronunciación que se entiende en el documental)

Se podría suponer que la elección se hizo por razones diplomáticas no muy diferentes a las que ya comenté cuando hablé de las películas en las que se utiliza el esperanto, es decir, el Ejército prefirió no emplear un idioma nacional, ni siquiera el ruso, que podría parecer obvio en los años 50, y se decantó por una lengua neutral. Pero hay una derivada interesante, que tiene que ver con el español.

A saber, en cuanto a la elección de nombres españoles, no se trata sólo de un detalle de esa filmación concreta. En la historia que se creó sobre el mundo de los Agresores, España es el primer país del que éstos se apoderan, y desde el que extienden su dominio a otros lugares de Europa. En la primera versión, de 1947, el idioma oficial de la nueva República era el español, aunque se permitía el uso del francés, italiano y alemán en los países anexados. En la versión de 1953 es cuando empieza a usarse el nuevo lenguaje agresor, cuyas características coinciden con las del esperanto.

Probablemente no sean casualidad las circunstancias históricas: a finales de los años 40 las relaciones con el régimen franquista habían sido frías, porque se trataba del único régimen alineado con los enemigos de Estados Unidos durante la guerra previa, mientras que justo en 1953 es cuando se firmaron los acuerdos hispano-norteamericanos que empezaron a normalizar las relaciones entre ambos países (también conocidos como Pacto de Madrid), y que culminaron con la conocida visita de Eisenhower a Madrid. El franquismo había dejado de ser el enemigo oficial, y ahora los malos tenían que hablar otro idioma.

En cualquier caso, el uso del esperanto duró casi dos décadas. Algunos testimonios ofrecen una razón curiosa para su cese: el grupo de agresores se convirtió en estable, y de tanto practicar juntos, adquirió tanta habilidad que sistemáticamente ponía en aprietos a los reclutas, lo cual tampoco era muy adecuado para la moral de éstos. Además, el simple hecho de compartir tantos rasgos identitarios, incluyendo un lenguaje aparte, creó un fuerte espíritu de solidaridad, que dio lugar a numerosos incidentes y a una pérdida general de disciplina.

Se puede soñar con que el espíritu del esperanto, la lengua de la paz, había penetrado en los soldados estadounidenses. Al fin y al cabo, hay que ver lo bien que tratan en el documental a los prisioneros, ni waterboarding, ni siquiera amenazas. Pero, ya digo, es sólo un sueño…

Un idioma para fugarse

Entre todas las ventajas del esperanto, que en este blog comento de vez en cuando, nunca creí que esta lengua podría servir también para escaparse de una prisión militar.

Pero sí, ocurrió justo hoy hace 75 años, en el que fue uno de los mayores intentos de fuga de prisioneros durante una guerra. Y ocurrió en España, a pesar de que, en una muestra más de ese estado de amnesia colectiva que he comentado más de una vez, sea un episodio muy poco conocido a nivel popular.

Muchos conocen la gran evasión del campo alemán Stalag Luft III, que inspiró la conocida película «La gran evasión». También es fascinante la historia de la rebelión del campo de concentración de Sobibor, en Ucrania, donde un destacamento de judíos re rebeló contra sus guardianes, y consiguió que una cincuentena evadiese el terrible destino que les aguardaba. Pues bien por número de personas que lo intentaron, el caso español supera a estos intentos.

El 22 de mayo de 1938, en plena guerra civil, casi 800 hombres, principalmente prisioneros republicanos, salieron del Fuerte San Cristóbal (o Ezkaba, por el monte donde está ubicado), junto a Pamplona. Los guardianes habían sido reducidos por un grupo de valientes, que llevaban preparando el plan en el mayor de los secretos durante varias semanas. Sólo en el momento de la apertura de los portones se avisó al resto. Por desgracia, justo en ese momento algún guardia consiguió dar la voz de alarma, y varios batallones de soldados franquistas acudieron a reprimir le intentona. Tras una caza al hombre que duró semanas en algunos casos, sólo 3 lograron alcanzar la frontera con Francia.

La represión fue brutal. Unos 200 fueron asesinados durante la caza, casi siempre a sangre fría. Tras las investigaciones se montó un consejo de guerra  contra los organizadores, que resultó en 14 condenas de muerte adicionales, ejecutadas en público en Pamplona.

Entre los que fueron muertos durante el intento estaba Leopoldo Picó, el cerebro del plan. Leopoldo Picó, única foto conservada, de niñoUn hombre con madera de líder, inteligente, riguroso, obrero en los astilleros Euskalduna y miembro del Partido Comunista.

Picó optó por mantener un secreto riguroso durante la preparación. Y he aquí el papel del esperanto: según las memorias de algunos de los supervivientes, utilizó el esperanto como medio de comunicación con algunos de sus compañeros durante  los preparativos (ver las referencias en el libro de Fermín Ezkieta, aquí y aquí, en este último caso según las declaraciones de uno de los que llegaron a Francia, Jovino Fernández).

Tampoco me debería sorprender del todo. El esperanto se puede utilizar como lengua secreta, todos los hablantes tenemos alguna experiencia al respecto. Por otra parte, es conocido que el esperanto fue usado intensivamente durante la guerra civil e incluso enseñado en las cárceles franquistas, como en otras ocasiones he comentado. Pero esta combinación da para una película.

Que por cierto, es lo que ha ocurrido con otros intentos menos espectaculares. Ya sé que hoy en día es impopular proponer una película sobre el periodo de la guerra civil española, porque se te echa encima quien es capaz de tragarse decenas sobre las protagonizadas por los norteamericanos (e incluso por los que no lo fueron: como anécdota, los protagonistas de la película «La gran evasión» son en su mayoría estadounidenses, mientras que en la evasión real no participó ninguno con esa nacionalidad). Pero en nuestro caso, la fuga está pidiendo llegar a la gran pantalla, aunque sea para ver cómo crece el número de los filmes con participación del esperanto.

Mientras tanto, puede verse un conmovedor documental en este enlace.

Y si hablas esperanto, ahora puedes leer el texto que sobre el tema acabo de publicar en la revista en red más leída en ese idioma, Libera Folio. A ver si así rompemos los muros de silencio, también internacionalmente.

¿Quién entiende la política occidental en Siria?

Estos días ha sido noticia en todos los informativos la última barbaridad en la guerra civil de Siria: un combatiente que extrae y muerde el corazón de un enemigo. Lo que a algunos ha sorprendido es que el perpetrador de ese crimen era uno de los buenos. Un comandante de uno de los grupos que están siendo apoyados por las potencias occidentales. ¿Hay alguien que lo entienda?

Quizás se podría decir que se trata de un incontrolado, y que no es representativo de la oposición. No lo discuto, pero aun así, incluso olvidándonos de este episodio, toda la política de Estados Unidos y Europa Occidental, con la complicidad de Israel, me parece un despropósito. Parece que no hemos aprendido nada de los fracasos y errores de la invasión de Irak: la limpieza étnica, la emergencia de poderes igualmente autoritarios, el crecimiento de la intolerancia religiosa, la catástrofe económica, el disgregamiento social. Lo mismo está ocurriendo en Siria, con el apoyo de quien debería saber más. La primera vez se podría alegar ignorancia, ahora no.

Que los únicos que van a sacar tajada de la situación van a ser los fundamentalistas, apenas es discutible. Y que no nos digan que se trata de apoyar la democracia: cuando los rebeldes están siendo armados por las monarquías del Golfo, y especialmente por el gobierno de Arabia Saudí, el régimen más opresor del mundo, ese argumento es insostenible.

No voy a dar lecciones a gente que seguro que conoce mejor toda esa zona, pero al menos puedo decir que ya lo había anunciado. Al comienzo del conflicto ya hice notar la importancia del etnismo, basándome en la experiencia de situaciones similares. El régimen semimonárquico de Assad puede ser opresor, pero no puede ser despreciado sin tener en cuenta la complejidad de la sociedad siria.

Tampoco voy a ofrecer soluciones, por la misma razón, aunque sospecho que las iniciativas de los gobiernos chino y ruso son en este caso mucho más realistas que los europeos, que están guiándose por la inercia de apoyar todo lo que hagan los Estados Unidos, y éstos a la vez por demostrar su propio liderazgo. En el fondo sospecho que se trata de una inmensa partida de ajedrez, donde hay cálculos geopolíticos relacionados con Irán, el petróleo, y otros aspectos similares, en los que el pueblo de Siria es un mero peón.

En algún momento los ciudadanos occidentales tendremos que reaccionar, y decir claramente a nuestros dirigentes: ¿no hay otro camino?

Sobredosis de poesía

Este pasado fin de semana hemos tenido casi una sobredosis de poesía. Bajo el lema «Lengua y sentimiento» se ha celebrado en Zaragoza el Congreso Español de Esperanto, y hemos tenido ocasión de disfrutar de la literatura en la lengua internacional, pero también de análisis sobre varias obras literarias españolas que están traducidas al esperanto.

Sobre la literatura original en esperanto ya escribí un pequeño repaso en esta web. Miembros de la Escuela Ibérica de escritores en esperanto, en la sede del grupo Frateco de ZaragozaEn esta ocasión nos acompañaron algunos de los mejores escritores actuales en esperanto, miembros de los que se ha denominado la Escuela Ibérica (Antonio Valén, Jorge Camacho, Miguel Gutiérrez Adúriz, Abel Montagut, Miguel Fernández, a los que se puede ver en la foto de al lado), con charlas o contribuciones muy variadas, desde la presentación de nuevos poemarios (Camacho) o juegos literarios (Montagut) hasta un análisis (Valén) de la obra de Kálman Kalocsay, el autor húngaro a quien se debe la frase que dio el lema del congreso y que mencioné al comienzo.

Miguel Fernández en este caso no habló de obra original, sino de traducciones. En particular, de una obra monumental que está en producción, la traducción al esperanto de algunos de los mejores poetas de este siglo pasado, y cuyo primer fruto podremos disfrutar seguramente este verano. Concretamente, durante el congreso de la Asociación Mundial Anacional (SAT, el movimiento de los esperantistas obreristas, del que ya he hablado aquí en otras ocasiones), que este año  tendrá lugar en Madrid, se presentará una antología de poesía española comprometida y revolucionaria, desde García Lorca hasta Gabriel Celaya, pasando por Marcos Ana y muchos otros. Como avance, puede ya gozarse en la red de la traducción del «A galopar» de Rafael Alberti, o de «El herido» («Para la libertad») de Miguel Hernández.

También sobre traducciones de literatura española al esperanto (de lo que ya he escrito detalladamente aquí y de las que tengo varios ejemplos en esta web) hablaron otros ponentes. Antonio Marco Botella recordó a Fernando de Diego, el principal traductor de obras españolas al esperanto, que durante muchos años vivió en Zaragoza, y a quien se dedicó un pequeño homenaje. José María Salguero (Kani) llevó a cabo un interesante análisis de una obra muy conocida, el Romance del Prisionero, y sus múltiples capas y posibilidades de interpretación. Por cierto, que también de ese poema se puede leer una versión en esta web, aunque, eso sí, y no voy a entrar en detalles, diferente de la que utilizó Kani en su intervención.

La poesía tuvo incluso su papel en la inauguración formal: nos acompañó Emilio Gastón, el que fue primer Justicia de Aragón tras la restauración de esta figura, y que tiene una especial vinculación al esperanto (no sólo él: su abuelo fue fundador del grupo zaragozano de esperanto, y sus tías Inés y Emilia fueron dos de las activistas más importantes del movimiento esperantista español en los años 50 y 60 y suelen ser consideradas como las dos primeras hablantes nativas de esperanto) Pues bien, pudimos disfrutar de su poema sobre nubepensadores no sólo recitado por él mismo, sino en su recién estrenada versión en esperanto.

En fin, no sólo hubo poesía. También tuvimos música, y muy variada, desde la clásica de Chopin a la electrónica de Solotronik, pasando por la muy marchosa de JoMo, de cuyo concierto se puede disfrutar aquí y aquí. Hicimos algo de turismo, trabajamos en cuestiones organizativas, informamos al público y sobre todo lo pasamos bien entre amigos. ¿Quién puede pedir más?